Se trata de un perro labrador en Tailandia al que lo llamaron "Messi". Y su dueño se dio con un gesto que conmovió y que decidió inmortalizar. Frente a su casa se mudó un nuevo vecino con su perro siberiano husky llamado "Audi". Pero como el hombre trabaja, su canino se la pasaba llorando por su soledad.
Hasta que a respuestas de ladridos, Messi logró una amistad que se selló con el perro de enfrente que logró escapar de su solitario jardín y acudir a verlo.
Y todos los días se repite el mismo rito: Audi cruza para ir a jugar con Messi. Puede parecer insignificante, pero es un gesto de esos que las mascotas nos viven dando como lección.