El 25 de Agosto de 1821 se produjo la Declaración de la Autonomía de la Provincia de Catamarca, hace 200 años atrás. Aquel día, se disolvió la República de Tucumán, y fue electo como primer gobernador de la Provincia a Don Nicolás Avellaneda y Tula.
Se realizó un Cabildo Abierto, con asistencia de 54 ciudadanos, entre los que se encontraban sacerdotes, militares, intelectuales, comerciantes y hacendados con sus autoridades respectivas, el Cabildo Abierto declaró “que el pueblo de Catamarca era tan libre como todos los demás de la establecida Unión del Sud, y que podía, lo mismo que cada uno de ellos, usar sus regalías y derechos, y que, en ejercicio de estas naturales dotes, podía también la unión y dependencia que por medio de sus diputados había contraído con la República de Tucumán”.
A partir de este momento, Catamarca gozó de relativa tranquilidad. Sin embargo, la provincia no logró unificarse hasta 1853, cuando se sancionó la Constitución Nacional.
Fue en esa época que surgió con todas sus fuerzas una de las figuras claves en el proceso político catamarqueño: Fray Mamerto Esquiú, llamado “el orador de la Constitución”, fue el gran defensor de los intereses regionales de la provincia.
Gracias a su denodada acción, y con el apoyo de Octaviano Navarro, primer mandatario provincial elegido bajo el imperio de la Constitución, Catamarca llegó a contar con una imprenta, un periódico y un hospital propios