Tras todo un año sin actividades a puertas abiertas debido al inicio de la pandemia y de sus consecuentes restricciones, la Fundación “Panza Caliente” de Villa Carlos Paz finalmente reabrió este lunes dándole la bienvenida a una importante cantidad de familias que se acercaron a disfrutar de una tarde en compañía, no solamente con una rica y abundante merienda, sino también con música y juegos.
“Te invito a que te acerques a Panza para que sientas lo que nosotros vivimos y sentimos a diario”, dijo Cristian Abratte a este medio, que junto a su compañera de vida Gabriela Barroso, y sus tres hijos, forman parte de esta gran y generosa familia carlospacense. Y así sucedió, ya en la calle Brasil y aún sin haber llegado, pude ver y escuchar las risas de niños y niñas de diferentes edades jugando luego de lo que seguramente había sido una deliciosa merienda.
Es que era el primer día de un reencuentro postergado tras una abrupta e inesperada despedida allá por marzo de 2020. Sin embargo, y pese a las medidas restrictivas propias de este virus que ya convive entre nosotros, este equipo que comenzó lo que ellos mismos califican como “un sueño”, no bajó los brazos y continuó ayudando a más de doscientas familias de diversos sectores tanto de Villa Carlos Paz, como de localidades cercanas. A puertas cerradas, mediante entregas, pero sin dejar de contribuir con aquellos que más lo necesitan.
“Estamos felices de poder continuar con este sueño”, dijo Cristian en reiteradas oportunidades de una conversación plagada de risas y vocecitas de todas las tonalidades, propio de un sitio en donde el disfrute y el pasarle bien, es lo primordial.
En cuanto a la cantidad de personas que pueden asistir, Abratte dijo en diálogo con VíaCarlosPaz que están habilitados para una cierta cantidad de personas y siempre cumpliendo con los protocolos exigidos. Asimismo, se encuentran gestionando la posibilidad de que a estas tres veces por semana de merienda, agregarle cena al menos una vez a la semana. “Es un proyecto, aún estamos viendo cómo poder concretarlo”, nos anticipó Cristian.
Compartir un momento con esta trabajadora y generosa familia, que pese a sus obligaciones laborales eligen continuar trabajando en pos de aquellos que más lo necesitan, fue una experiencia que teníamos ganas de vivir y de mostrar un poquito de lo tanto que hacen.
Con la ayuda de madres que colaboran con una incansable voluntad, esta Fundación que nació a mediados del 2017 no solamente cuenta con una trayectoria de casi cuatro años, sino que también se ganó el corazón, la admiración, y la participación de muchos vecinos, comerciantes, e instituciones que desde el anonimato también forman parte de “Panza Caliente”.
Meriendas, cenas, celebraciones de cumpleaños, apoyo escolar, el acceso a una biblioteca propia, y ahora también hasta con una huerta orgánica, esta Fundación ya forma parte de la historia social de toda una comunidad que aplaude tan inmensa labor.