Natalia Roques es una vecina carlospacenses que actualmente vive en San Antonio de Arredondo junto a su marido Luciano, y que lleva unos 22 años cantando sobre los escenarios de cada rincón del Valle de Punilla y de las diferentes provincias, siempre convocada para que deleite con su hermosa voz y presencia, a los asistentes de diversos eventos.
Es que Natalia cuenta con el "don" de una hermosa voz y de la expresión musical, pero nunca se imaginó que esa agenda completa para gran parte del inicio de este 2020, se iba a vaciar de la noche a la mañana, todo, debido a una inesperada y repentina crisis sanitaria: la cuarentena obligatoria tras declararse la pandemia de Covid-19.
"Soy cantante y he hecho temporada junto al Mudo Esperanza, Marcos Ontivero. He sido ternada como mejor cantante de la temporada cuando hicimos "Café Concert" hace unos cuatro años (...) Y siempre he trabajado mucho en hoteles de diferentes localidades", inicia su relato Natalia Roques en diálogo con VíaCarlosPaz, quien también nos cuenta que participó, entre otros, en el programa de Susana Giménez, en Showmatch, y en el clásico programa cordobés, Telemanías.
Asegurando además, que "justo en marzo tenía muchísimo trabajo, de hecho, me estaba yendo a Tancacha, y cuando ya tenía todo preparado, me llaman y me dicen 'Nati, se suspende todo'".
Una frase que definitivamente marcó un antes y un después en su vida, envuelta de incertidumbre y preguntándose una y otra vez: "¿Qué hago ahora?".
Pasaron los días y los estados de ánimos fueron fluctuando conforme a una realidad que vislumbraba dilatarse en el tiempo, así como realmente sucedió. El hecho es que junto a su marido, quien se dedica desde hace años al arreglo de bicicletas, entendieron que debían apelar a esa palabra tan utilizada últimamente: "reinventarse simplemente para poder subsistir", aportó Natalia.
Su marido ama el arte culinario, ella lo acompaña y aprende junto a él, y fue la mano y las palabras de un fiel amigo quien les brindó ese "empujoncito" que estaban necesitando para abocarse de lleno a la fabricación de pastas, puntualmente, sorrentinos.
"A mi marido le gusta mucho cocinar, ¡por suerte! -exclama con un toque de picardía- y hace un año mi suegro nos supo regalar un molde para hacer sorrentinos (...) Empezamos a cocinar para amigos pero debido al trabajo, como que lo dejamos a un lado. Pero en medio de toda esta situación, retomamos la cocina", prosigue Roques, quien nos contó que gracias a las palabras de elogio de un amigo, es que se animaron a iniciar este nuevo emprendimiento familiar.
"Un amigo que se llama Rodolfo me dijo, 'Nati, eso no lo tendrían que haber dejado, ¿qué necesitás para empezar con las pastas?", a los pocos días, este fiel amigo les obsequió a Natalia y a Luciano, una bolsa de harina de 25 kilos para que comiencen con las pastas. "Estábamos chochos, llorando los dos. Y a su vez, mi mamá nos prestó unos pesos para poder comprar y hacer los rellenos", así nos cuenta Natalia aún conmovida y asombrada de todo lo vivido.
Fue así que hacia fines de abril, retomaron este arte culinario, algo que mediante las redes sociales lograron que sus productos se difundieran, y así, "poder simplemente subsistir".
Natalia aún no imagina su regreso a los escenarios pero sí nos asegura que ambos van a continuar con un emprendimiento que surgió ¿producto de la desesperación e incertidumbre?, seguramente, pero siempre acompañados por familiares y amigos.
"Les mando mucha fuerza a todos mis colegas, que pronto estaremos en los escenarios. Y un agradecimiento especial a mi marido que jamás deja que me caiga y me deprima, con su optimismo y lucha a mi lado siempre para salir adelante como se", completa Natalia Roques en esta charla telefónica a la distancia, la protagonista de esta historia de trabajo y superación.
Foto de portada: gentileza Natalia Roques.