La composición química y el valor nutricional de las harinas de soja puede variar en función de:
- las condiciones del procesado
- del almacenaje
- y del origen
Como resultado, el perfil, y la digestibilidad de los aminoácidos y el contenido energético de las harinas de soja pueden sufrir variaciones a tener en cuenta cuando se precisa optimizar los resultados productivos. Por su importancia económica, la industria debe conocer los factores que influyen en la valoración correcta de la calidad de las harinas de soja a fin de optimizar la formulación de piensos.
La composición nutricional de la harina de soja varía en función del tipo de chaucha y de las características de los procesos de troceado y descascarillado a los que se somete para facilitar la extracción del aceite. El procesado previo de descascarillado de la chaucha puede originar partículas con contenidos diferentes en fibra. Además, en ocasiones, parte de la cascarilla separada al inicio del proceso vuelve a ser añadida a la harina, reduciendo el contenido proteico y la digestibilidad de los aminoácidos.
El contenido en proteína bruta (PB) varía entre 46,7 y 48,5% para la harina de alta proteína y 43 y 45% para la harina estándar, mientras los niveles de lisina quedan comprendidos entre valores de un 2,7 y un 3,0%.
Sin embargo, la composición química de la harina de soja varía también en función de la latitud de la zona de siembra, horas de luz, climatología y condiciones ambientales durante la época de recolección.
En este sentido, las harinas de soja procedentes de EE.UU., Brasil y Argentina (principales exportadores a nivel mundial) pueden presentar diferencias nutricionales superiores a lo esperado entre ellas. Se han encontrado que las harinas de soja de origen brasileño contenían más PB que las harinas de origen EE.UU. o Argentina. Asimismo, debe tenerse en cuenta que existen diferencias entre harinas de soja en relación con la composición de su fracción proteica. Las harinas brasileñas suelen contener menor cantidad de lisina, aminoácidos azufrados y treonina por unidad de PB que las harinas de origen EE.UU. o Argentina. Además, las harinas de soja procedentes de EE.UU. suelen contener menos fibra y más sacarosa que las harinas brasileñas, con valores intermedios para las harinas de origen argentino.
Para el contenido energético de la harina de soja, se debe tener en cuenta el contenido de azúcares o la posible variación en la digestibilidad de la proteína, así como la presencia o ausencia de factores anti nutricionales (FAN) o reacciones de Maillard. Estos parámetros pueden variar considerablemente en función tanto del origen de la chaucha como de su procesado.
Por ende se desprende que teniendo el conocimiento de estas diferencias se hace necesaria una evaluación química de los contenidos a efectos de evaluar los costos relativos entre orígenes que suelen quedar sesgados por las presencias masivas en dos épocas distintas del año lo que obligan al usuario a comprar de todos los destinos para poder sostener a lo largo del año la producción de sus alimentos balanceados y obviamente su relación de precios según origen.