Una cooperativa de uva en España ha conseguido reducir en un 10% el uso de agroquímicos en sus viñedos instalando difusores de feromonas. Ahora quieren construir refugios para murciélagos, depredadores naturales de insectos.
Se trata de una de las bodegas más conocidas que utiliza métodos alternativos de control biológico de la polilla de la uva (Lobesia botrana). Este insecto contribuye a la pérdida de los viñedos con podredumbre gris. La empresa lleva muchos años trabajando con difusores de feromonas y este año está instalando viviendas para murciélagos como nueva alternativa.
El uso de técnicas de interrupción del apareamiento ha demostrado ser una alternativa sostenible para evitar el daño de la polilla de la uva en los viñedos, sin un impacto en la biodiversidad tan severo como los tratamientos con insecticidas. El biocontrol interrumpe la reproducción de las mariposas al dificultar que un macho atrapado en una nube de feromonas encuentre una hembra para fecundar, explican los técnicos de la bodega, especialistas en la viticultura y mecanización de varias bodegas de renombre.
Aunque hay factores que limitan la eficacia de los difusores, la bodega ha podido lograr una reducción significativa en las aplicaciones de pesticidas durante los años de uso de este método.
En las zonas de “confusión sexual” se evitan de 2 a 3 tratamientos insecticidas, aclaran los especialistas. Así, aún sin poder colocar feromonas en todos los sitios que gestiona la bodega, en los últimos años se ha conseguido reducir en un 10% el uso de preparados fitosanitarios, lo que mejora la economía de la empresa y logra controles en porcentajes atractivos.
Uno de los factores que más determina el éxito de los difusores de feromonas es que se necesita cubrir con este método una gran parte del viñedo para que los insectos no tengan forma de escapar de las nubes de feromonas., por lo cual es importante la distribución del producto.