Cómo los turistas en la ciudad logran familiarizarse con el lugar, su gente y su clima.
Hieu es oriunda de Vietnam, renunció a su trabajo en Nueva York y organizó un viaje por América del Sur.
Contó que había viajado a El Calafate por un día porque sólo quería conocer el Glaciar Perito Moreno, pero la pandemia hizo que permanezca en la localidad por cuatro meses.
En Ahora Calafate, cuenta sobre su aventura y su experiencia.
Durante su permanencia en Calafate residió en un hostel en el que compartió habitación con dos franceses y se encontraban en la misma situación que ella.
Durante dieciocho semanas hacía lo que todo argentino hacía en medio de una cuarentena obligada, cocinar, tomar mate, disfrutar de series y compartir con el que teníamos al lado en nuestro hogar, en este caso en un hostel.
A punto de partir, expresó que "El Calafate ha sido mi casa y he vivido con estos chicos durante mucho tiempo. Me pone muy triste cuando pienso en irme, pero también sé que voy a volver un día".
"(…) sabía que sería un viaje que nunca podría olvidar, pero nunca pensé verme en medio de una pandemia mundial en un país todavía nuevo para mí, no obstante, me siento tan afortunada por todo lo que ha sucedido y sobre todo por estar aquí y haber conocido a personas tan increíbles", expresó.
Recordó que llegó por primera vez a El Calafate el sábado el 14 de marzo desde Punta Arenas (Chile) y planeaba pasar solo una noche. "Tenía un billete de ida para el día siguiente. La idea era conocer el glaciar Perito Moreno porque mucha gente me dijo que no había muchas cosas que hacer aparte de eso. Ahora sé que eso no era cierto y me alegra mucho, El Calafate es una ciudad pequeña pero lindísima, con mucho por hacer en ella y con gente simpática".
Desafortunadamente, Hieu no pudo conocer el Glaciar ya que había quedado cerrado al público el día anterior a que ella pudiera ir a visitarlo. "Desde ese momento, todo cambió y mi viaje soñado dio un giro inesperado".
Muchas personas de las que se encontraban en el hostel iban regresando a su país, pero después de analizarlo, Hieu se dio cuenta que ahora tenía mucho tiempo y eso para ella “era un regalo que nunca había tenido antes”.
"Lo único que podía controlar era mi forma de hacerle frente a esta nueva situación. Respiré profundo y continué. Me alegro de haberlo hecho porque desde ese día donde afronté mi nueva realidad, hasta hoy he crecido y aprendido muchísimo. Una de las decisiones más importantes fue quedarme en El Calafate y esperar", contó.
El tiempo avanzó rápido, llegó junio y solo quedaban tres personas en el hostel, dos franceses que eran hermanos y Hieu. “Desde ese momento hemos sido compañeros de cuarto durante dos meses y medio”.
"He conocido El Calafate en casi todas sus estaciones y puedo decir que el verano es muy lindo, el otoño también, pero en invierno la ciudad se convierte en un cuento de hadas. Todo está cubierto de nieve. Los cerros llenos de nieve son mágicos. Cuando la bahía se congela y todo el mundo la disfruta patinando o usando un trineo, es divertido y tranquilo al mismo tiempo.
Lago Argentino es una verdadera joya. El camino a la Cascada Congelada es tan hermoso. Sin embargo, tengo que decir que uno de mis paseos favoritos es simplemente ir a Diarco o La Anónima arriba porque la vista desde ellos es muy bonita. (…) Siempre me pregunto que cómo es que tuve tanta suerte de quedar estar varada en esta ciudad maravillosa".
Ahora, sólo le queda una semana en la localidad y aún espera poder conocer el Glaciar antes que irse. "Es la razón por la que vinimos aquí. Sin embargo, aún incluso si no lo logramos, El Calafate es un lugar que me encanta y nunca olvidaré".
"¡Muchísimas gracias por algunos de los mejores recuerdos de mi vida! Y como dice el cartel en la avenida principal: I Love Calafate! ¡Hasta la próxima vez!".
Testimonio brindado a Ahora Calafate