La Cámara de Casación Penal rechazó el pedido de la defensa para liberar a Fructuoso Álvarez González, de 62 años, quien en 1994 asesinó a los papás y dos hermanos de Matías Bagnato, más otro nene. El criminal, que nunca expresó arrepentimiento por lo ocurrido, cumplió su condena, pero tras este fallo seguirá preso. Bagnato es el único sobreviviente de la llamada Masacre de Flores, ocurrida el 17 de febrero de 1994.
La defensa del detenido había planteado su excarcelación con el argumento del vencimiento de la pena y contra “la vulneración del principio de igualdad”. Sin embargo, los camaristas Horacio Días y Jorge Rimondi denegaron la solicitud y declararon “inadmisible” el recurso de casación, a través de una resolución con fecha del 22 de junio.
El fallo es histórico. El único antecedente de este tipo es el de Carlos Robledo Puch, quien lleva más de 50 años detenido por haber cometido más de 11 homicidios y al que se le negó la excarcelación para siempre.
“Esta resolución lo que trae es un poco de sentido común. Ya son tantos años mendigando justicia para poder vivir en paz”, dijo Bagnato, quien hoy tiene 44 años, y en 2020 perdió a su abuela Norma Calzaretta, quien lo había sostenido durante todos estos años de lucha.
“Estaba esperando esta sentencia en soledad, pensé que esta vez iba a salir libre. No puedo parar de pensar en mi familia, en mi abuela, ojalá en algún momento pueda darle un cierre definitivo a esta historia, porque quiero hacer una vida un poco más normal”, expresó.
Cómo fue la Masacre de Flores
El 17 de febrero de 1994, Álvarez González roció con combustible y prendió fuego la vivienda de dos plantas de la calle Baldomero Fernández Moreno 1906, en el barrio de Flores, molesto porque José Bagnato (42) no le pagaba un dinero que le debía.
Murieron el dueño de la propiedad, su mujer, Alicia Plaza (40), sus hijos Fernando (14) y Alejandro (9) y un amiguito, Nicolás Borda (11), que se había quedado a dormir esa noche por primera vez fuera de su casa.
En ese entonces, Matías, de 16 años, fue ayudado por un vecino y saltó de la ventana de su habitación hacia la vereda, en medio del fuego, logrando salvar su vida.
El asesino, casado con una prima segunda de la madre de Matías, fue condenado a prisión perpetua en noviembre de 1995, pero por tener su ciudadanía española (es asturiano) fue extraditado en 2004 a ese país para terminar de cumplir su condena.
En España, y por un error procesal, lo liberaron en 2008. Regresó a la Argentina, donde en 2011 fue detenido nuevamente, en una casa de Tortuguitas, luego de que amenazara de muerte al único sobreviviente: “Preguntaba por mí, me decía ‘estás muerto’ y me cortaba”, relató Matías.
El 21 de junio de 2017, Bagnato logró que se aprobara por unanimidad en la Cámara de Diputados de la Nación la Ley de protección a las víctimas del delito, que días después fue reglamentada y quedó vigente en toda la Argentina.
