Aún dolido e incrédulo por la explosión que destrozó la escuela N°49 Nicolás Avellaneda del partido bonaerense de Moreno, el profesor de música Augusto Arias publicó una emotiva carta en la que elogia y recuerda a Sandra Calamano, la vicedirectora fallecida en la tragedia ocurrida este jueves por la mañana.
"Escribo esto con tristeza, enojo y en shock. La Escuela de Moreno donde funcionaba la orquesta en la que trabajaba explotó por una explosión de una garrafa. Murieron dos personas, dentro de las cuales estaba Sandra", comenzó su publicación de Facebook Augusto, quien lideraba la Orquesta San Carlos Dos Moreno, cuyas prácticas y funciones se desarrollaban los sábados en las instalaciones del establecimiento educativo.
Un tanto repetitivo pero evidenciando el profundo dolor que le generó la pérdida de su compañera y amiga, Arias inició los tres párrafos siguientes de la misma manera: Sandra, Sandra, y Sandra.
"Era la vicedirectora y la mamá de una de las músicas de la orquesta. Cada sábado ella abría temprano la escuela para la orquesta y para que los pibes jueguen a la pelota en el patio", reveló el profesor en su posteo.
En otro tramo de su escrito, Arias evidenció la capacidad de comprensión de la vicedirectora: "Sandra se quedaba con nosotros, los profes, a esperar a que todos los nenes sean recogidos por sus padres. Y a veces, cuando esa espera era muy larga, ella entendía que nosotros, los profes, teníamos dos (o más) horas de viaje y nos decía 'vayan que yo me quedo a esperar o llevo a los nenes a su casa'".
Por último, el docente apuntó contra el accionar de los funcionarios responsables que integran el actual Gobierno. "Esto no fue un accidente. Es producto de la desidia de los gobiernos en la educación y demuestra la soledad e hidalguía en la que trabajan los docentes hoy en día", afirmó.
La carta completa de Augusto Arias
Escribo esto con tristeza, enojo y en shock. La Escuela de Moreno donde funcionaba la orquesta en la que trabajaba explotó por una explosión de una garrafa. Murieron dos personas, dentro de las cuales estaba Sandra.
Sandra era la vicedirectora y la mamá de una de las músicas de la orquesta. Cada sábado ella abría temprano la Escuela para la orquesta y para que los pibes jueguen a la pelota en el patio. También hacía el desayuno, arreglaba las cosas del colegio, limpiaba y nos aconsejaba de cómo manejarnos y protegernos de este sistema que acorrala a los docentes.
Sandra también pintó las banderas de nuestra orquesta para las marchas "que sigan las orquestas". Ese día, llevó en su auto a todos los chicos que pudo para la marcha y hasta dio un mini discurso improvisado y notable frente a los miles de personas que marchamos al Ministerio de Educación de la Nación.
Sandra me aconsejó con mil llamados telefónicos a dejar los papeles en regla cuando nos dieron ayuda económica.
Sandra se quedaba con nosotros, los profes, a esperar a que todos los nenes sean recogidos por sus padres. Y a veces, cuando esa espera era muy larga, ella entendia que nosotros los profes teníamos dos (o más) horas de viaje y nos decía "vayan que yo me quedo a esperar o llevo a los nenes a su casa".
Pero también Sandra me contaba cómo tenían que "cortar" la lavandina para lavar los pisos por que el ministerio no mandaba nada. También me contaba cómo hacían para darle de comer a los pibes con la poca comida que mandaban (y si ésta estaba en buen estado).
Atención gente, esto no fue un accidente. Es producto de la desidia de los gobiernos en la educación y demuestra la soledad e hidalguía en la que trabajan los docentes hoy en día. Y para graficar esto, puedo decir que el lugar donde explotó la garrafa es donde dábamos clase de violín.
Sandra era un verdadero ejemplo de trabajo, lucha y docencia. La comunidad de San Carlos la va extrañar mucho y la vamos a recordar siempre.
Pienso en su familia y en su hija. Una gran cellista que, para variar, se quedó sin orquesta por que la Orquesta San Carlos Dos Moreno fue cerrada por Hernan Sanchez Arteaga y el Ministerio de Educación provincial luego de un fenomenal proceso de desgaste que incluyó hasta 9 (sí, nueve) meses de no pago de sueldos pero que fueron sostenidos por Sandra y todos los demás.
Por último, una fe de erratas: viendo las fotos de la prensa observó que el lugar que voló en mil pedazos era el comedor. Ahí ensayábamos con toda la orquesta mientras Sandra preparaba el mate cocido. Imagine usted si eso pasaba con la escuela o la orquesta en funcionamiento. No fue una masacre masiva de pura casualidad.