La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de vacunarse contra la fiebre amarilla antes de viajar a ciertas zonas de Brasil originó una demanda sin precedentes en Buenos Aires, colocando al sistema de salud en situación crítica y generando largas filas.
"La demanda está desbordada sin motivo. Muchas veces se piensa que hay que dársela 'por si acaso', aunque uno no viaje a las zonas afectadas. En el consultorio se asiste a situaciones desconcertantes cuando personas para las que no está indicada quieren aplicársela igual, aunque pueden ser peores los riesgos que los beneficios", dijo a la prensa local la doctora Carla Vizzotti, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).
Cientos de personas se acercaron a diferentes puntos de vacunación gratuitos e hicieron largas filas para recibir su vacuna, que inmuniza contra el virus transmitido por el mosquito Aedes Aegypti.
Los centros dispuestos para esto se vieron absolutamente desbordados. La demanda llegó a tal punto que numerosas personas se presentaron a las 6 de la mañana y los turnos comenzaron a repartirse a las 10. Como se entregaba una cantidad limitada de vacunas, muchos se fueron sin aplicarse la vacuna tras haber esperado durante horas.
"Si las personas no van a la selva o trabajan en ambientes amazónicos, el riesgo es bajo. Si en los vacunatorios se les indica que no deben recibirla, tienen que quedarse tranquilos porque es así. Seamos solidarios para que se la apliquen las personas que verdaderamente pueden beneficiarse", pidió la SAVE.
Según la OMS, la vacuna de la fiebre amarilla brinda una inmunidad efectiva al 99% y no requiere la aplicación de refuerzos: la protección que otorga es de por vida.