Música hasta la madrugada, suciedad, gritos, peleas y hasta amenazas son algunas de las molestias que sufren cada verano los vecinos de Villa Gesell cuando aparecen los "boliches clandestinos" en las casas que alquilan a jóvenes turistas, ante la falta de una norma que regule el tema en esa ciudad balnearia de la costa bonaerense.
"Vivimos un infierno. ¿Sabés lo que es no poder dormir durante un mes?", dijo Patricia Raducci, que reside en calle 108 entre 4 y 5, en pleno centro de Gesell, donde cada verano debe convivir junto a un verdadero "boliche clandestino".
Desde 2014 que su vecino le alquila la casa a jóvenes turistas con un agregado especial: para hacerla más atractiva a los inquilinos, la equipa con parlantes y luces de LED para fiestas.
"La casa está preparada para 11 personas, pero por noche llega a haber más de 60", dijo Raducci y, aunque nunca vio que se cobrara entrada, afirmó que el problema "no es sólo la música" sino también "la suciedad, las peleas, los gritos y los enfrentamientos".
El año pasado, producto de una discusión con otro jóvenes, un chico terminó en el hospital de Mar del Plata con una herida en el estómago que le hicieron con una botella de vidrio. "Casi se desangra en la vereda de mi casa", aseguró Raducci.
Según Raducci, casi todas las noches se repite la misma escena: ante el reclamo de los vecinos se acerca al lugar el inspector general y da intervención a la Guardia Urbana, que multa a los inquilinos pero sin ningún resultado.
"La multa nunca se paga -aseguró- porque como no se la hacen al propietario sino a los inquilinos, a ellos no les interesa en lo más mínimo pagarla".