El buen sapo nunca termina de ahogarse, que lo pise un camión es otra cosa. Un colectivo oootra cosa, y en el caso de una motoneta puede hacer resbalar al motonetista al punto de hacerle pegar un porrazo.
El buen sapo resbala siempre, el buen sapo sabe donde esconderse hasta que todo pase. El buen sapo accede a cuevas, no las construye. Es sapo no es arquitecto.
El sapo tiene una visión chiquita, que va desde la punta de la lengua hasta el tracto digestivo, podemos decir que el sapo piensa en él. El sapo no necesita vestirse, pero puede tener todo lo que necesita para lucir galas. En el fondo el sapo padece una soledad que da entre pena y vergüenza.
El sapo tiene hijos que son renacuajos reconocidos, que son hijos del sapo. El sapo no es muy lindo, pero para animales lindos están los bambis, pero hoy, querido subtenauta, voy a hablar del sapo. Sapos que cantan, como el sapo Pepe, y que las madres primerizas puérperas cantan sus canciones, tratando de poner la voz más dulce que pueden, sapos que hay que echarlos de las casas para que no coman ni caguen, sapos que se tragan, que la gente se traga. Un sapo, otro sapo, tres…
Cómo puede ser que semejante batracio bonito no tenga noción de vivir otra vida que no sea la de sapo, porque es sapo, y va a ser sapo por siempre, y la visión del sapo es la visión del sapo, para tener otras visiones podría tener la visión del perro, que tiene otras cualidades de las que hablare otro día.
El sapo vive solo y no lo quiere nadie (dice un sapo deprimido). Para salir de la depresión no hay como las gallinas, que tiene oootras cualidades de las cuales hablare el día diecisiete en el aula magna de la Facultad de Ingeniería, y hablo de la gallina con todo lo que eso significa, porque hay mucho detractor de la gallina, pero no me importara esa brecha, ni que piensen así porque las gallinas son de izquierdas. No es que tenga nada malo, pero hay mucha gente que no se lleva bien con las gallinas, allí ellos.
Parece ser que algunos padres añorantes le han metido en la cabeza a sus hijos que no se puede pasar por una institución como el Colegio Nacional Buenos Aires y no mandarse una tomada de colegio.
De a poco el sapo, un sapo verde, grande, que es el sapo que se comen todos, nos vuelve a mostrar su soledad y el camino hacia la boca (no la Boca barrio, que tiene otras propiedades, pero hablaré otro día de ellas en la Asociación de Criadores de Canarios Roller, de la calle Alsina al 1300).
Buenas noches,
Casero
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