Tango, milonga, folklore, murga, teatro y las más variadas experiencias gastronómicas, son algunos de los espectáculos previstos para celebrar, este domingo 20 de octubre a partir de las 14, los 60 años de Caminito, la calle más emblemática del barrio porteño de La Boca.
Postal ineludible y sustancial de la identidad porteña, Caminito fue el resultado de una iniciativa del artista Benito Quinquela Martín, quien junto a un grupo de vecinos de La Boca, transformaron un potrero abandonado en un singular museo al aire libre que, de la mano del color y el arte sintetiza la historia cultural de la zona.
El Museo Benito Quinquela Martín y el gobierno porteño celebrarán los 60 años de la inauguración oficial de Caminito -el 18 de octubre de 1959- este domingo 20, desde las 14, en el emblemático paseo, con variados espectáculos.
Actuarán sucesivamente la Murgas SOS Infantil y Casa San; el grupo Contramarea deTango y folklore; el grupo de teatro 3.60 y Crece; La Orquesta de tango Esquina Sur, el grupo de milonga El Abrazo Verdadero; el Ensamble de Vientos del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Además de actividades conmemorativas, invitados especiales y experiencias gastronómicas.
Los organizadores informaron que la celebración se suspende por lluvia.
Ícono nacido en lo más profundo del alma boquense, la calle-museo al aire libre Caminito recibe diariamente a miles de visitantes, que en 2014 lo posicionaron como uno de los diez lugares más fotografiados del mundo, según estadísticas de Google Maps.
La historia de Caminito
La historia del pasaje se remonta a 1866, cuando la compañía británica Ferrocarril Buenos Aires habilitó un tramo adicional a su ramal que llegaba hasta el puerto de La Boca: un desvío entre las calles Lamadrid, Garibaldi, Magallanes y Del Valle Iberlucea. En 1928 dejó de pasar el tren y se convirtió en un terreno baldío.
Recién en 1954 los hermanos Arturo y Aníbal Cárrega, quienes tenían un almacén naval frente a La Curva, decidieron darle un uso más comunitario. Con la ayuda de sus empleados, limpiaron el baldío, lo convirtieron en peatonal y convocaron a Quinquela Martín para que se involucrara en el proyecto.
"Un buen día se me ocurrió convertir a ese potrero en una calle alegre", así sintetizó Quinquela la historia de Caminito.