“Son un montón de sensaciones, heridas que se van cerrando al verlo tan bien a él. Pasó tan rápido que uno trata de dejar atrás e ir cerrando esas heridas con todo lo que hoy Bauti puede hacer, casi que parece que nada le hubiera pasado”, la que habla es Valeria Serrao, la mamá de Bautista, un nene de nueve años que el 12 de julio de 2020 sufrió un ACV hemorrágico y debió ser llevado de urgencia a La Plata. A un año de esa tragedia, la familia repasa por todo lo que pasaron en este tiempo.
Todo empezó con un dolor de cabeza, y después de realizarse estudios en el Hospital Materno Infantil, los médicos recomendaron que siguiera su tratamiento en La Plata. Bautista fue trasladado de urgencia en un avión sanitario para continuar allí su tratamiento en el Hospital Sor Ludovica, donde fue intervenido y le salvaron la vida.
“Ese 12 de julio se nos vino encima el mundo. En un primer momento me enojé, decía porqué nos pasa a nosotros y después empecé a pensar que era lo que nos tocaba. Nos fortalecimos con la oración lo que nos tocó atravesar, pidiendo que Bauti se repusiera. Me acuerdo de subir videos y canciones, y pedirle a la gente que rezara para que él se quedara entre nosotros. Y ese rompecabezas que se armó hizo que nos cruzáramos con ángeles: los médicos de Azul, la gente de Olavarría, los del avión, la gente que nos esperaba en La Plata. Tantos sacerdotes orando, tanta gente orando de Azul y de todo el mundo con tanto amor, todo eso sanó a Bauti. Él es un testimonio de fe y amor, él es un milagro”, reflexiona Valeria en diáloco con Vía Azul.
¿Cómo recuerda Bauti lo que pasó durante el último año?
De lo que pasó él no recuerda mucho. Si bien hace terapia, no habla sobre el tema. Al principio decía algunas cosas, pero no lo recuerda con angustia. Siempre expresó todo lo que sentía, y sabe todo lo que pasó, pero es algo que quedó atrás. Y así debe ser para poder seguir. La recuperación fue día a día, cada día avanzaba un pasito. Y cada obstáculo que fue apareciendo, lo fue sorteando. Si bien la situación fue terrible, lo pudimos atravesar con templanza, tranquilidad, fortalecidos y sobre todo con fe. Si bien tiene que continuar con los controles y algunos cuidados, nada lo atormenta. hoy es un nene feliz, es el mismo Bauti de siempre.
¿Se sintieron acompañados por los azuleños?
Nos sentimos muy acompañados, al día de hoy la gente se pone muy contenta de verlo a Bauti. Es como un segundo cumpleaños, para mi Dios le regaló nuevamente su vida y tenerlo con nosotros. Por eso queremos festejar la vida y agradecer a Dios que él está bien. Le va muy bien en el colegio, en inglés, hace tenis y día a día es Bauti, el de siempre. Con mi familia estamos eternamente agradecidos con los médicos del Hospital de Niños de Azul, con la gente que colaboró para su traslado en avión, los neurocirujanos y terapistas del Hospital Ludovica en la Plata que le salvaron la vida y a él por ser mi guerrero Bauti, el que lucho contra todo y por su vida. A Dios por alertarme, a la Virgen por escuchar mis súplicas y a toda la gente, familia, amigos, sacerdotes, Hermanas del LUDOVICA, a los papás que conocimos alla´, a su pediatra María Alex y a mi amiga Eugenia que es psiquiatra infantil.