Se agrava el malestar en el ambiente diplomático

Al escándalo por la desafectación de Luis María Kreckler en China, se suma el hecho de que embajadores de 19 países aún no son recibidos en Buenos Aires para que puedan presentar sus cartas credenciales y ejercer formalmente sus funciones en el país.

Se agrava el malestar en el ambiente diplomático
Cancillería argentina

Un hecho prácticamente inédito en la historia de la diplomacia argentina: al día de hoy, hay 19 embajadores extranjeros acreditados, residentes en Buenos Aires, que no han sido recibidos para presentar sus cartas credenciales.

Se trata de los embajadores de Santa Sede, Uruguay, Nueva Zelanda, Brasil, Portugal, Vietnam, Alemania, Panamá, Argelia, República Checa, Grecia, El Salvador, Nicaragua, Pakistán, Cuba, Túnez, Bolivia, Haití y Palestina.

Esto ha generado un profundo malestar en el cuerpo diplomático acreditado en Buenos Aires.

Para un embajador, la presentación de cartas credenciales es un hecho importantísimo en la vida diplomática; porque hasta que no lo haga, no toma formalmente su estado diplomático. Ni tampoco goza de la inmunidad diplomática concedida por la Convención de Viena.

La Dirección Nacional de Ceremonial de la Cancillería ha organizado con esmero y atención al detalle un dispositivo para que los nombrados embajadores presenten sus Cartas Credenciales al presidente Alberto Fernández, en la Casa Rosada, con todos los protocolos ceremoniales y sanitarios de rigor. Sin embargo, la presentación de Cartas Credenciales fue suspendida por tiempo indefinido.

Si se presta atención a la lista de países, está el embajador del Vaticano, también llamado “nuncio apostólico”. En Argentina, el nuncio es el decano del cuerpo diplomático ante el gobierno argentino, y quien goza de una alta posición en el orden de precedencias.

A la vez, en esa lista de países figuran Uruguay y Brasil, países miembros del Mercosur, socios comerciales estratégicos de Argentina. Están también Cuba y Bolivia, naciones con las que el actual gobierno pretende una relación especial. Además, hay países con los que Argentina cuenta con su apoyo para temas sensibles como gestiones antes el FMI, los bonistas, Club de París, cuestión Malvinas, etc.

Todos estos países reportan a sus cancillerías respectivas la situación de que no pueden ponerse en funciones formales porque no los reciben para presentar cartas credenciales.

Según una fuente diplomática consultada por Vía País, “esto afecta nuestra imagen ante esos países y el mundo. A las actuales autoridades de la Cancillería, parece no importarle el Cuerpo Diplomático residente en Argentina. Sobre todo, al jefe de gabinete de Cancillería, Guillermo Chávez, y al Subsecretario, Martín Granovsky. Tampoco, al vice canciller Pablo Tetamanti. Todos ellos hacen esperar en sus casas a los embajadores extranjeros acreditados en nuestro país, que no puden entrar en funciones operativas formales porque no han presentado sus cartas credenciales”.

EL ESCÁNDALO KRECKLER, UNA VERGÜENZA DE ACÁ A LA CHINA

El grave hecho de no recibir por tiempo indefinido a los embajadores para que estos presenten sus cartas credenciales se suma al cuestionado desplazamiento por parte del gobierno del embajador argentino en China, Luis María Kreckler, a seis meses de habérselo nombrado.

Luis María Kreckler
Luis María Kreckler

Al respecto, la misma fuente consultada por Vía País, comentó: “Se trata de un verdadero escándalo, tanto por el fondo como por las formas. Esta situación se da en el medio de las negociaciones por la compra de las vacunas de Sinopharm. Un prestigioso embajador de 35 años de carrera es removido en forma intempestiva en el marco de acusaciones cruzadas, que tienen más forma de operaciones político-mediáticas que de realidad”.

Recordamos que los trascendidos indicaron que el presidente Alberto Fernández desplazó al embajador Kreckler en Beijing por las acusaciones que formuló el ministro Felipe Solá, quien había expresado que Kreckler habría fracasado en las negociaciones para obtener la vacuna china contra el Covid-19 y que se habría ido de vacaciones sin cerrar ese acuerdo comercial.

Kreckler desmintió rotundamente dichas acusaciones y demostró que envió 10 cables reservados desde agosto pasado al Ministerio informando sobre las negociaciones, ninguno de los cuales fue contestado.

Kreckler, recibido en la compañía Sinopharm, en China.
Kreckler, recibido en la compañía Sinopharm, en China.

A fines de diciembre y en una entrevista realizada por Marcelo Longobardi en Radio Mitre, la periodista especializada en temas internacionales Natasha Niebieskikwiat habló de una “mano negra” en medio de esta historia, que provendría de Martin Granovsky, subsecretario de la Cancillería y asesor principal de Solá.

En el mundo diplomático, miran de reojo la labor de Granovsky en la Cancillería, alguien que estuvo al frente de la agencia de noticias Télam en tiempos de Néstor Kirchner, luego desvinculado en medio de denuncias y que también fue muy cercano al fallecido canciller Héctor Timmerman.

El jefe de gabinete de Cancillería, Guillermo Chávez, y el Subsecretario, Martín Granovsky.
El jefe de gabinete de Cancillería, Guillermo Chávez, y el Subsecretario, Martín Granovsky.

“Este ataque al embajador Luis María Kreckler no es un hecho aislado para los que siguen y estudian la cuestión diplomática en Argentina. Es otro diplomático de carrera pasado por las mismas armas por las que fueron pasados los embajadores Juan Carlos Vignaud, Federico Bartfeld, Eduardo Sadous, Vicente Espeche Gil, Abel Posse y Jorge Faurie, entre otros”, sostuvo el funcionario a Vía País.

Asimismo, los funcionarios de carrera mencionan la escasa preparación en política exterior del jefe de Gabinete que Solá nombró en la Cancillería: su cuñado Guillermo Chávez.

El profundo malestar en el cuerpo diplomático de carrera por el manejo del Ministerio que está llevando adelante Solá, se agravó también por el estupor que causó la designación como jefe de personal del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de un estudiante de kinesiología: Juan Ignacio Denisio.