La llegada del verano con sus altas temperaturas, los festejos de Navidad y Año Nuevo y las vacaciones requieren la vuelta a hábitos saludables y una alimentación beneficiosa para el cuerpo.
Si bien los desórdenes de las fiestas no inciden directamente en el peso a largo plazo, es importante volver a nuestros anteriores hábitos una vez pasadas y retomar las comidas cada cuatro horas (desayuno, colación de media mañana, almuerzo, colación de media tarde y cena) según explica el médico especialista en obesidad dr. Juan Carlos Marcillo.
Las porciones deben estar adecuadas a cada grupo alimentario y ser proporcionales en tres partes, sobre todo almuerzo y cena: el 50% del plato deben ser verduras sin almidones, el 25% carbohidratos de preferencia sin mezclarlos, y el 25% restante de proteína a elección.
Por ejemplo, es bueno conservar estas proporciones:
* Una pechuga 100 gramos a la plancha acompañarla con revuelto de acelgas con un huevo.
* Salteado de carne 100 gramos (2 churrascos) con morrones, champiñones y cebolla.
* Filete de merluza 100 gramos con ensalada de tomates cherry, cebolla y zanahoria con una papa pequeña hervida.
* Ensalada de lechuga tomate y cebolla con un churrasco de paleta de cerdo 100 gramos al horno.
Tan importante es la alimentación equilibrada como la vuelta a la actividad física regular para mantener o recuperar un peso saludable. Esta actividad debe ser acorde al estado físico de cada persona, hay que tratar de no sobre esforzarse y si no se ha realizado actividad física en mucho tiempo, una caminata de 60 minutos, tres a cuatro días por semana, es una elección segura.
Hay que tener en cuenta, en otro orden de cosas, la hidratación, que es de suma importancia ya que las altas temperaturas y humedad que conlleva el verano, hacen que los cuerpos se deshidraten con mayor facilidad, por lo que la actividad física se debe realizar evitando las horas de intenso calor (12:00 a 16:00) además de consumir al menos dos o tres litros repartidos a lo largo del día.
Durante el ejercicio físico también hay que hidratarse: al realizar actividad física se incrementan las pérdidas de líquido por la sudoración y más aún en el verano, por lo que es importante tener a mano una botella de agua que permita una hidratación continua.
Por último, es aconsejable evitar bebidas alcohólicas. Durante el verano es común que surjan bebidas alcohólicas refrescantes como la sangría, cerveza o cócteles, sin embargo, hay que tener en cuenta que estas bebidas incrementan la deshidratación en nuestro cuerpo, por lo que es preferible evitarlas en los días más calurosos.
El equilibrio entre alimentación, ejercicio e hidratación debe ser un hábito cotidiano, que permite disfrutar de las reuniones sociales o familiares, sin estar a la expectativa de que algún alimento va a influir en el peso, después de comerlo. No hay alimentos malos ni buenos, lo que existe son malos y buenos hábitos.