En cada reality show siempre hay una historia en particular que conmociona al público y en esta tercera edición de Bake Off, que comenzó el lunes por Telefé, un concursante emocionó a todos. Es que, Gabriel Amato (52) es taxista y sueña con tener su propia casa de té.
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Sin embargo, Amato quien se define como “taxista pastelero”, también es fanático de la radio y realizó un curso de locución. “Mis compañeros taxistas me cargan mucho con este tema de la pastelería, son dos profesiones que no combinan” expresó en su presentación y bromeó: “¿Cuándo viste un taxista pastelero?”.
Aunque realiza su trabajo por las calles de Berisso, Gabriel dio sus primeros pasos en la pastelería hace cuatro años y desde ese momento tuvo bien en claro que no sería solo un pasatiempo. Por esto, es que ya tiene el nombre para su local: “La casita de Molfeta”, en honor a la ciudad italiana en la que nació su padre.
Sin embargo, el momento emotivo no fue solo ese. Como primer desafío, los participantes tuvieron que preparar “una torta que represente el momento exacto en el que son o fueron felices” y aunque el taxista es oriundo de Chascomús, no dudo un segundo en representar a Berisso, la ciudad donde vive. Un bizcochuelo de almendras que rellenó con dacquoise de coco, crema de vino tinto y decoró con figuras de chocolate fue lo que cocinó.
Casado hace 28 años, indicó que todo lo que obtuvo en la vida fue con mucho sacrificio y si bien el premio que es de un medio millón de pesos sería de gran ayuda, explicó que decidió anotarse a Bake Off para divertirse, conocer gente, pero sobre todo aprender.