El Papa Francisco condenó hoy el atentado del sábado en el norte de Siria, que costó la vida a más de 112 personas, cuando impartió la tradicional bendición "Urbi et Orbi", con la que se pone fin a las celebraciones de Semana Santa.
"Especialmente en estos días, que (el Señor) apoye los esfuerzos de todos aquellos que están activamente implicados en llevar consuelo y alivio a la población en Siria, a la amada y torturada Siria, presa de una guerra que continúa mostrando el horror y la muerte", dijo el pontífice.
Previamente, el Papa había roto la tradición improvisando una homilía durante la celebración eucarística, en la que pidió a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro no perder la fe ante las atrocidades en el mundo.
También pidió la paz para otras naciones devastadas por la guerra, apoyó el diálogo y la democracia en su región, Latinoamérica, y pidió orar por las víctimas del terrorismo, la guerra, los regímenes opresivos y la hambruna, además de deplorar la falta de empleo para los jóvenes en Europa.