En la última semana, Netflix estrenó el reality de la gurú del orden más famosa, "¡A ordenar con Marie Kondo!". La serie, que ya cosecha millones de seguidores en Argentina y el mundo, muestra cómo la especialista en organización ingresa en casas caóticas, y como una superheroína las transforma en espacios relucientes, dejando al alcance de la mano sólo aquellos objetos que producen felicidad. Sin embargo, a medida que avanzan los capítulos, algunos de sus tips empezaron a generar controversia.
Adriana Santagati, editora de Clarín, analiza el fenómeno en una columna de opinión a ese medio y cuenta: "Marie propone entablar una relación casi personal con cada objeto: tocarlo, sentirlo, ver si nos hace o no felices. Los objetos tienen que acompaña nuestra felicidad, no son las cosas las que nos hacen felices. De ahí se entiende el desprenderse: no tener por acumular sino en base a una cuestión utilitaria".
El método de Kondo va por todo tipo de objetos, más allá de la ropa del placard. Incluso, la editora explica que, según Kondo "si leímos un libro ya está: hay que soltarlo. Y éste es uno de los puntos que más polémica levantó en los últimos días". En este sentido, opina: "Pedirle a un bibliófilo que regale sus ejemplares es como pedirle que se cercene una falange. No dice Marie si pasarnos al Kindle está mejor".
La periodista plantea que en el fondo "el método Kondo esconde una trampa: la falsa ilusión del control". Y se pregunta: "¿Por qué cuando te tomás ese día, sólo dos veces al año, una en invierno y otra en verano, para cambiar la ropa del placard, te sentís invencible? Porque de alguna manera pensamos que ordenando nuestra casa, trasladaremos el orden a nuestro mundo interno".
Para concluir, Santagati, opina que la propuesta de la japonesa no resulta tan lineal. Y ejemplifica: "Doblar las medias en vez de hacerlas bollitos no garantiza que desenrolles del mismo modo una relación de pareja complicada. Pero eso sí: usar las perchas finitas funciona. Ocupás menos espacio en el placard".