El "bautismo de buceo" es realizar una primera inmersión en el agua después de recibir una breve charla técnica pero "sin hacer un curso previo", por lo que "no se puede prever cómo reaccionará cada persona", explicaron especialistas luego de conocerse la noticia de la muerte de una turista argentina tras practicar esa actividad en Tailandia.
"Bautismo es meterse al agua sin hacer un curso. Vas de vacaciones a un lugar de playa, te dan una charla mínima y el equipo. Es una práctica muy común en todo el mundo", explicó a Télam Gustavo Gerdel, director de la escuela Buenos Aires Buceo (BAB).
Gerdel es instructor de buceo hace 18 años y aclaró que en BAB no se hacen bautismos "porque no se puede prever cómo va a responder cada persona", por lo que sólo dan cursos y las posteriores certificaciones, que se otorgan a aquellos que se sumergen en aguas abiertas después de tomar seis clases teórico-prácticas de tres horas cada una.
"Recibimos a mucha gente que hizo un bautismo en Polinesia o algún otro lugar del mundo, que le encantó y quiere hacer el curso", comentó el Gerdel, y agregó: "El bautismo no es una actividad peligrosa si se hace bien, el instructor te lleva siempre de la mano. Se hacen miles por día, es muy raro que ocurran accidentes".
Respecto a las causas de la muerte de Rocío Gómez, la argentina de 39 años que falleció luego de realizar la actividad, el instructor prefirió no hacer especulaciones: "Puede haber sido negligencia, pero hay muchas otras cosas que pueden pasar. Es común que, cuando la persona entra en pánico, escupa el regulador, pero no sabemos si eso pasó".
Gómez murió después de haber sufrido un accidente mientras realizaba el "bautismo" en la isla Tao, Tailandia, con la empresa Pura Vida Koh Tao. El accidente ocurrió el 17 de diciembre y la mujer falleció cuatro días después. La policía local aún investiga las causas.
Según informaron voceros de Pura Vida a EFE, la víctima "se extravió en una inmersión junto con otro principiante, una buceadora con experiencia y el instructor".
Otro buceador encontró a la argentina a unos seis metros de profundidad sin el regulador para respirar en la boca y, tras subirla a la superficie, le realizaron los primeros auxilios en el barco con ayuda de dos alumnos que eran médicos.