Un trabajo de la Universidad Austral al que accedió Clarín concluye que la Argentina "sigue reprobada en casi todas las series de indicadores de medición, en materia de percepción de la corrupción o efectividad de las políticas públicas implementadas para su lucha o erradicación, ocupando el lote de países peor posicionados (en el mundo, el continente o la región)".
El trabajo, llamado "Indicadores Internacionales de la corrupción en la Argentina 2018", fue dirigido por Marcelo Bermolén, abogado, especialista en acceso a la Información Pública, Calidad Institucional y Transparencia Electoral, y profesor de la Escual de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la univerdad.
Se trata de un informe completo que condensa en 49 páginas datos de distintos organismos: Transparencia Internacional, Banco Mundial, Foro Económico Mundial, Corporación Latinbarómetro y Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se toman los números más actualizados, en algunos casos del año pasado.
Entre otras definiciones, el informe señala que "el país sigue por debajo del promedio general de los países de América (o Latinoamérica) aunque ha logrado reducir esa brecha por la suma de mínimas mejoras propias y el estancamiento o empeoramiento de los otros países".
Además, asegura que "ha mejorado la percepción del estado de derecho, aunque eso no se ha traducido en una mayor confianza en las instituciones, en los sujetos que transitoriamente ejercen sus funciones o en las políticas de combate a la corrupción".
"La corrupción en la Argentina es de carácter estructural, endémica y transversal. Abarca todos los niveles, poderes y estamentos. Atraviesa a todos los actores sociales y lleva décadas instalada sin que se vislumbre un cambio cultural mayoritario", agrega.