Los fanáticos que estaban presentes en el Estadio Poljud vivieron un momento frenético en el partido que enfrentó al Hajduk Split con Rijeka. En un momento, un hombre todo vestido de negro irrumpió en el campo de juego con un palo de metal en la mano para amenazar al árbitro.
El empate a uno, la floja campaña del equipo y las malas decisiones arbitrales, fueron las excusas por las cuales el hincha del Split decidió saltar al terreno.
El equipo local igualaba 1-1 y tenía la posibilidad de remontar con una jugada de pelota parada, cuando ocurrió esta situación. Los jugadores intentaron calmarlo.
Finalmente fue arrestado por un grupo de ocho policías que lo redujo, lo detuvo y lo sacó del estadio. Afortunadamente no hubo heridos.