En su publicación de hoy, revista Viva realizó un repaso de los diez casos de corrupción más emblemáticos de la historia argentina, desde los contrabandos de la época colonial hasta los casos más resonantes de la actualidad.
Según el criterio del historiador Luis Alberto Romero, durante el Siglo XVII se produjo uno de los primeros casos de corrupción que le daría identidad a nuestra Nación: "El Contrabando". "La Corona española decidió clausurar el puerto de Buenos Aires. Gran oportunidad para el contrabando, apañado por los funcionarios locales. Hacia 1610 el gobernador Hernandarias intentó hacer cumplir las reglamentaciones, pero fue depuesto y apresado", señaló el columnista.
Mucho tiempo después, ya en 1812, empiezan las primeras compras de armamentos para el Estado. "Durante las guerras de Independencia, hubo ganancias indebidas y dos sospechosos: el norteamericano Guillermo White y el español Juan Larrea, comerciante e integrante de la Primera Junta", y en 1822 "durante el "boom sudamericano" de Londres, un grupo del alto comercio porteño gestionó el empréstito Baring, mientras el ministro Bernardino Rivadavia promovía otros emprendimientos, en minería y colonización. Todos cobraron sus comisiones, pero solo Rivadavia fue posteriormente acusado de corruptos", escribió el historiador.
A fines de 1800, sucedieron los primeros préstamos políticos en tiempos de muchas inversiones y dinero. Los político influyentes podían recibir generosos préstamos de los Bancos Garantidos. Como ninguno los devolvía, en la crisis de 1890 quebraron los bancos y se esfumaron las deudas.
En 1904, comenzó a construirse el Congreso de la Nación. Lo llamaron el "el Palacio del Oro" por el costo de su obra. Una comisión investigadora, encabezada por el diputado Alfredo Palacios, constató sobreprecios y acuerdos entre contratistas y funcionarios. La obra se concluyó en 1946.
En 1936, el Concejo Deliberante de Buenos Aires prorrogó la concesión de servicios eléctricos. La empresa, integrante del grupo internacional SOFINA, sobornó a concejales, al jefe del radicalismo Marcelo .T. de Alvear y al presidente Agustín Pedro Justo. Mientras que en el gobierno peronista (1946-1955), se podía importar autos sin pagar los altísimos derechos aduaneros. Así los amigos, políticos, deportistas y jefes militares quedaron comprometidos con el gobierno de Perón.
Ya en la década el '70, "el caso Aluar" cobró resonancia. Según el historiador Romero, se investigaron los sobornos pagados bajo el gobierno de Lanusse. La empresa Aluar, formada por el lobista José B. Gelbard, el empresario M. Madanes (FATE) y un grupo altos oficiales de la Aeronáutica se benefició con la instalación de una planta de aluminio en condiciones de monopolio, construyendo la centra hidroeléctrica y el puerto.
Tiempo después, el "Swiftgate" (1990) trajo la renuncia de Emir Yoma, cuñado y asesor del entonces presidente Carlos Saúl Menem. El embajador norteamericano T. Todman denunció que allegados al gobierno exigieron a la empresa Swift una "comisión" para facilitar los trámites de instalación de una nueva planta.
Por último en la era kirchnerista, el caso Skanska salió a a luz. Según una denuncia iniciada por un diputado opositor, la empresa constructora sueca Skanska cotizó un sobreprecio del 150% para realizar dos gasoductos, y pagó una suma equivalente en sobornos a funcionarios estatales. La investigación judicial no avanzó.