Mató a su hijo para evitar que la internara en un geriátrico

Tras el crimen se sentó en su mecedora a esperar a la policía. 

Anna Mae Blessing  declarando
Anna Mae Blessing declarando

Anna Mae Blessing y su historia dio la vuelta al mundo ya que este lunes, con 92 años, mató a su hijo, de 72, porque no quería acudir al geriátrico donde estaba por internarla. Una mujer fue testigo de todo. Pero aún así, la anciana sorprendió al juez con el relato de su confesión.

La acusación que recibió fue de homicidio calificado por el vínculo y de privación ilegítima de la libertad. La Policía halló el cuerpo -no trascendió cuántos disparos recibió- en su vivienda de Fountain Hills, cerca de Phoenix, Arizona.

La policía del Condado de Maricopa contaron que frente al juez la asesina dijo que escondió dos revólveres en los bolsillos de su bata, caminó hacia la habitación de su hijo y le disparó varias veces.

"Anna Mae Blessing estuvo pensándolo unos días antes. Había una disputa con su hijo en torno a que él quería llevarla a un asilo de ancianos y ella se negaba", aclaró el sargento Bryant Vanejas a la CNN. "Siempre es preocupante cuando los problemas domésticos derivan en violencia o tienen resultados trágicos. Suelen ser casos aislados, no predecibles, ni prevenibles" admitió Paul Penzone, jefe de policía en Maricopa

Anna Mae Blessing
Anna Mae Blessing

Momentos previos a  apretar el gatillo, la mujer de 92 años le apuntó a su hijo y empezó a gritarle. El hombre buscó la forma de defenderse y pudo sacarle el arma. Pero Blessing tuvo la chance de meter la mano en el otro bolsillo, donde estaba el segundo revólver, y dispararle varias veces casi a quemarropa.

La novia de su hijo, de 52 años, también estaba en ese cuarto y declaró que se retiro de la habitación cuando escuchó que su suegra le recriminaba a su pareja que estaba cansada de la forma en la que la trataba. La nuera afirmó que después escuchó un disparo, volvió a la habitación y vio al hombre en el suelo, cerca de la entrada al baño. Luego también luchó con Blessing para sacarle el arma.

Una vez desarmada, la atacante se sentó en su silla mecedora a esperar que llegara la Policía. Dijo que analizó suicidarse. "Pero ya no me quedaban armas", aseguró.

"Mientras era arrestada y llevada a la comisaría, la mujer hizo una confesión espontánea: 'Vos te llevaste mi vida, así que yo me llevo la tuya'", informó un oficial que formo parte del arresto.

Actualmente la mujer se encuentra en silla de ruedas y así declaró ante las autoridades. El juez le fijó una fianza de 500.000 dólares, pero ella dijo que lo mejor era que la pongan "a dormir", en alusión a la pena de muerte.

La asesina obtuvo una de las dos armas a fines de 1970. La segunda pertenecía a su esposo y no estaba registrada. Según informó un familiar, hacía sólo seis meses que se había mudado a la casa en la que su hijo vivía con su novia porque ya no podía vivir sola.