Decenas de fotógrafos, periodistas y ciudadanos acudieron a un servicio religioso en honor del equipo periodístico, secuestrado y asesinado por disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Hubo gestos emotivos, aplausos, rosas blancas y canciones tristes. Al final del evento, la esposa del fotógrafo Paúl Rivas, dijo: "la desaparición es un crimen atroz, terrible, es un crimen repudiable y por eso esto tiene que ser el inicio para que el país deje de ser insensible a este crimen".
También pidió a los colegas de los caídos "memoria para que el periodismo le haga frente al miedo con más periodismo, verdad, para que la verdad salga le cueste a quien le cueste".
El 26 de marzo, el fotógrafo Paúl Rivas, el periodista Javier Ortega y el chofer Efraín Segarra fueron secuestrados y posteriormente asesinados por disidentes de la guerrilla colombiana de las FARC en la zona fronteriza con Colombia cuando investigaban la violencia desatada desde inicios de año en el sector.
Casi tres meses después, los cuerpos fueron recuperados por fuerzas militares colombianas y entregados esta semana a sus familiares, quienes después de tres días de homenajes enterraron en un campo santo los tres cuerpos juntos.