El debate sobre el uso medicinal de la marihuana está hace rato en la mesa, pero recién en los últimos años se trató aplicando la legislación sobre producción y uso del cannabis y derivados.
En definitiva, se trata de dos luchas: beneficios vs daños y uso recreativo vs uso medicinal. Eso hace que el debate sea amplio y vaya desde lo científico hasta lo social. Pero cuando en el medio de esa lucha de ideologías hay pacientes que la pasan mal, que con una dosis de aceite de marihuana mejoran su calidad de vida, el debate parecería inclinarse a favor de los que apoyan su consumo para estos fines.
En Argentina, el año pasado se aprobó la ley del cannabis medicinal, aunque la medida no permite el autocultivo. La misma contempla el acceso con receta médica (sólo de hospitales públicos) y provisión gratuita para inscriptos. En este sentido, el trabajo de Cameda (cannabis medicinal argentina) es importante, ya que se trata de una asociación que permite el acceso legal a la marihuana, cumpliendo con la ley 27.350 y su reglamentación.
El 4 de marzo pasado se dio un paso hacia adelante en Argentina. Un juez federal de Salta autorizó por primera vez en el país el cultivo domiciliario de cannabis con fines medicinales, al hacer lugar al recurso de amparo presentado por la madre de un niño de seis años con un trastorno neurológico que le causa fuertes dolores, pero que reaccionó bien al tratamiento con aceites derivados de esa planta.
A principios de año, se conoció otro caso en Rosario sobre una monja de 91 años que utiliza aceite de cannabis para tratar los síntomas de una esclerosis bilateral que afecta a sus rodillas y aseguró que es evidente su mejora, aunque la ley aprobada sólo autoriza usarla en casos de epilepsia refractaria.
Además, hay organizaciones como Mamá cultiva, que tiene como meta agrupar a madres de niños con epilepsia refractaria, cáncer y otras patologías que no han encontrado una mejoría con la medicina tradicional y buscan impulsar el uso de cannabis medicinal.
Por su parte, también están los profesionales que opinan que trae buenos resultados en los niños pero que producen daños cerebrales. El neurólogo estadounidense Walter Panis sostiene que si bien el cannabis es efectivo en el tratamiento de la epilepsia refractaria en niños, no debe administrarse a los chicos porque "afecta el desarrollo del cerebro".
Otro de los casos a destacar es el del estado de Nueva Jersey, que es un paradigma en el avance de la marihuana medicinal, ya que amplió el programa vigente para incluir a pacientes que sufren de migraña, ansiedad, diversas formas de dolor crónico y del trastorno neurológico del síndrome de Tourette.
Nueva Jersey aprobó en enero de 2010, el uso de la marihuana para fines médicos -una de las leyes más estrictas de los 29 estados con esta modalidad- para pacientes con cáncer, HIV, epilepsia, enfermedad de Crohn, glaucoma o esclerosis múltiple. Y en el 2013 se aprobó su uso para niños con ciertas condiciones graves y tres años más tarde se amplió la legislación para incluir también su utilización para el trastorno de estrés postraumático.
La ANMAT permite el ingreso de la marihuana medicinal para aquellos que la necesiten (tienen que completar un formulario para comenzar con la gestión). Las organizaciones que fomentan estos derechos son facilitadores para los trámites pertinentes y son de gran ayuda.
Lo cierto es que cada caso puede sentar un precedente para la lucha a futuro y es una historia que parece tener sus primeros capítulos.