El gigantesco cuerpo de una ballena muerta sorprendió este miércoles a los bañistas que disfrutaban de un feriado en las playas de Rio de Janeiro y obligó a las autoridades a cerrar parte de la zona costera.
El cadáver del cetáceo apareció flotando frente a la ribera del barrio de Ipanema, una de las áreas tradicionales de la ciudad, y poco después las corrientes lo depositaron sobre la arena.
Parte de la playa fue acordonada para evitar que los curiosos que buscaban verlo de cerca, o tomarse una fotografía, entraran en contacto con la carcasa, de la que emanaba un fuerte olor a descomposición.
"No es posible saber lo que le pasó. Murió ya hace algún tiempo. Tiene una descomposición avanzada y eso torna difícil saber cuál fue la causa de su muerte", dijo a la agencia AFP Rafael Carvalho, biólogo de mamíferos acuáticos de la Universidad de Rio de Janeiro.
El especialista forma parte de un equipo dedicado a retirar ballenas encalladas, un incidente relativamente habitual ya que Rio es un área de pasaje de la migración anual que realizan estos gigantes del mar.