Bajo una fachada de total normalidad externa donde se asistía y educaba a niños hipoacúsicos, el instituto Antonio Próvolo de Luján, escondía, muros adentro, hechos aberrantes de abuso de los menores llevados a cabo por dos sacerdotes y dos empleados de la entidad. Los principales acusados de pedofilía son el cura Nicolás Corradi (82) y Horacio Corbacho (55).
Una ex trabajadora de la escuela –pidió estricta reserva de su nombre– relató a diario UNO, el carácter de "institución cerrada" que mantenían los curas con respecto a los albergues que eran mantenidos bajo llave.
La mujer contó que las docentes tenían prohibido hablar del albergue, ya que significaba siempre una pelea, una discusión o una agresión. "Nunca sospeché lo que podía pasar", sostuvo la mujer.
Sobre cómo eran los sacerdotes que hoy están imputados por los abusos, dijo que el padre Nicolás –el octogenario– es "una persona muy desequilibrada. Por esos años, era muy pendenciero, agredía mucho a los docentes enfrente de cualquiera", apuntó la ex-trabajadora.