Este 5 de noviembre se estrena una nueva serie documental original argentina, la cual narra uno de los casos policiales más relevantes de la historia local en cuatro episodios de 47 minutos: Carmel: ¿Quién mató a María Marta García Belsunce?
La serie es el resultado de un exhaustivo trabajo de investigación que presenta material inédito y múltiples entrevistas con los protagonistas del caso y manejará diversas hipótesis sobre el asesinato. Por la importancia y gran repercusión a nivel nacional que tuvo en aquel entonces el crimen, el equipo de Vía País entrevistó a Alejandro Hartmann (director) y Vanessa Ragone (showrunner).
- Es uno de los crímenes más conocidos del país y con mayores interrogantes sin resolver. ¿Por qué eligieron este caso?
- Alejandro Hartmann: Siempre me pareció extraño y apasionante. Hace muchos años, con una de las coguionistas, Sofía Mora, veníamos siempre hablando sobre hacer una película, teníamos hipótesis y teníamos en mente una ficción medio alocada con casualidad extrañas que sucedían. Teníamos puesta bastante fantasía, pero el proyecto comenzó a convertirse en un documental. Había algo del caso que visto desde la ficción era algo inverosímil, pero era real.
Entonces nos pareció que pasado tanto tiempo era bueno contarlo, que quizás ahora que había pasado tanto tiempo, muchos de los implicados iban a querer hablar. Algunos habían hablado mucho y otros no habían hablado nada. Nos pareció que era un buen momento para pensar en esto.
El formato de las docuseries era una forma para que este caso pudiera entrar perfectamente y a la vez traer ese algo que se ha convertido en una especie de género a una visión muy argentina, muy local, que nos parecía muy rica y que nos resultaba también atrapante como lo es esta especie de country, que a uno le genera cierto morbo. Que fue un poco por lo que este caso atrapó a gran parte de la sociedad.
- ¿Cómo es trabajar en un caso que ya tiene el interés popular de todos y que se extendió en el tiempo?
-Vanessa Ragone: Yo también fui seguidora del caso cuando sucedió y lo pensé en producir como ficción, cada vez que lo pensaba me daba cuenta que la historia real era muy poderosa y que la ficción sería muy inverosímil.
El tiempo que ha pasado entre que el caso sucedió y nuestra serie (17 – 18 años) te da un espacio y una oportunidad de laborar algunas cosas más a profundidad. Ya hay una historia y ya forma parte del histórico. Fuimos a buscar un poco eso, profundizar y poder hablar con las personas que lo vivieron, que con este tiempo que ha pasado tal vez quieren dar un nuevo testimonio, poder salir de esa urgencia de la crónica periodística y eso te puede permitir conocer más del caso. Ya no contar solo lo que sucedió sino poder darle una vuelta de tuerca y contar más allá de lo que sucedió.
En su momento no se me hubiera ocurrido porque estaba todo muy caliente y cuando vinieron con este proyecto documental pensé: 'por supuesto eso es lo que tenemos que hacer'.
- Alejandro Hartmann: Porque seguía teniendo el potencial cinematográfico que tiene esta historia que tiene vueltas, que parece que fue uno, pero no era. Con situaciones insólitas como el pituto que se convirtieron en algo importante en el país porque la gente ni sabe que quiere decir, pero por este caso lo utilizan. Todo ese material 18 años después nos permite abordar otras temáticas y hablar de otras cosas, que solo hacer el documental tantos años después lo permite hace.
- Lograron conseguir los testimonios más importantes del caso y el de la mayoría de las personas que estuvieron inmersas en aquella situación. ¿Fue muy difícil que todos los participantes quisieran hablar?
- Alejandro Hartmann: Un poco sí y un poco no, había unos muy dispuestos a hablar, porque depende un poco los intereses y lo que le pasa a la persona en el momento en que uno se acerca a hablar. Había unos que querían reafirmar su posición y seguir hablando con más pantalla lo que vienen diciendo. Había algunos que no querían revivir porque el documental es un poco eso, revivir lo que pasó y te cambia un poquito la vida.
Fue acercarse y en algunos casos tratar de convencerlos, en otros fue súper fácil. Lo que siempre hubo fue un ofrecimiento muy honesto de nuestra parte y de decirles bueno lo que nosotros les estamos ofreciendo es un espacio donde venir a contar esta historia y lo que queremos es que estén todos porque no nos sirve que este uno solo, lo interesante es poder ofrecerle al espectador todo lo que no han visto de este caso hasta ahora y es la palabra de todos ustedes eso es tratar de entender lo que les pasa y conocerlos como persona.
Ese ofrecimiento fue tomado y entendido aún por los más reacios y logramos que se sintieran cómodos para finalmente estar casi todos.
- ¿Qué tiempo lleva hacer una producción de este estilo con tanta investigación, entrevista y rodaje?
- Vanessa Ragone: Hay mucho trabajo previo. Alejandro, Sofía, Lucas y Tomás llevaban sus años de trabajo. Desde el momento en que empezamos a pensar juntos el proyecto hubo un proceso de investigación de casi ocho meses por lo menos. Luego la investigación a profundidad, con los personajes y la grabación comenzó desde mayo del año pasado, con un equipo armado. Y terminamos hace poquitos meses, es decir, un año y medio de producción muy intensa. Con mucha posproducción y hecho en pandemia, con muchos procesos remotos para terminarla. Con música original, tenemos dos escenas de músicos grabando desde sus casas.
- ¿Qué expectativa manejan con el proyecto cuando salga al mundo como lo es esta enorme plataforma?
- Vanessa Ragone: Yo tengo la sensación de que hay interés en Argentina de verlo. Hemos hablado con otros colegas y periodistas de Latinoamérica y por el tema que se inscribe dentro de este tipo de series de "true crimes", creo que va a haber interes. Siempre estoy muy atenta de cómo lo verán quienes participaron y se pusieron delante de cámara, pero esperamos que todo siga su curso, pero ya con muy lindas expectativas.
- Alejandro Hartmann: Es un poco loco ver que tiene repercusión, que sale el tráiler y todo el mundo explota. Pero en algún lugar uno sigue teniendo también las mismas preocupaciones que uno tiene cuando hace un documental de cómo se lo van a tomar los que participaron, especialmente cuando haces este tipo de proyecto para que todos estén y todos se abran porque uno se mete un poco en la vida personal, porque uno los ve como personaje, pero son personas. Uno tiene una responsabilidad, pero al final estas un poco neurótico como siempre, pensando en algunas cosas. El documental tiene que ver con muchas estoy seguro de que cuando haces este tipo de proyecto.
- ¿Qué tan intensas fueron las entrevistas con los participantes? ¿Cómo fue el rodaje de cada momento?
- Alejandro Hartmann: Fue muy intenso, algunas entrevistas fueron más sencillas, pero otras estaban cargadas de mucho sentimiento, fueron bastante intensas. Todas fueron muy a menas, algunas más y otras menos.
Fue también muy intensa por momentos y por otros fue muy divertida. Eso me pasa siempre que uno hace entrevistas y eso absorbe mucho la energía del otro. Hay algo muy fuerte, muy corporal como sostener la mirada con el otro y así lograr sacar emoción. A la vez estás te están hablando de algo y de repente piensas: "me estás mintiendo si yo leí esto en la causa". Cuando sale lo humano y empiezan a salir personajes por lo profundo, uno piensa que el trabajo está hecho.
- Vanessa Ragone: Hicimos más de 30 entrevistas, algunas más intensas y otras más cortas. Casi todas están. Algunas de 2 horas, de menos horas y unas de más de 9 horas, de días.
- ¿Los personajes que participaron ya pudieron verlo o todavía están esperando el estreno?
- Vanessa Ragone: No, nadie lo vio. En todos los casos hemos creado una relación saludable y en donde ha quedado claro que vamos a presentar las cosas como las estaban diciendo y no crear falsas. Todos los que participan entendieron que si hay algo de la entrevista que querían sacar, podían. Pero, eso no sucedió en ningún caso.
- Alejandro Hartmann: Estaba claro que era un proyecto salido de nuestra cabeza. Más allá que el estilo es bueno, nosotros no aparecemos. Tratamos que tuviera una idea de cierta objetividad y que la construcción se hiciera a través de algunas preguntas y cuando uno llega al final le queda claro que es una visión nuestra. Ellos dan su postura, pero queda claro que al final los responsables somos nosotros.