El martes pasado llegó al país una misión del Fondo Monetario Internacional para mantener reuniones con distintos sectores de la producción y la política. El gobierno nacional debe negociar con el FMI un nuevo programa por la deuda de 44 mil millones de dólares contraída durante el gobierno. El jueves la misión del FMI visitó a la CGT. El encuentro fue en la sede de la UOCRA: el Secretario General de los obreros de la construcción, Gerardo Martínez, también está a cargo de la secretaría de Relaciones Internacionales de la CGT y por eso ofició de anfitrión.
-¿Qué planteo le llevó la CGT a la misión del FMI?
-Más que un planteo hicimos un análisis. Cada vez que vino la delegación del Fondo se reunió con nosotros. En abril de 2018 estuvimos con la misión a cargo de Roberto Cardarelli por el préstamo que firmó la anterior gestión. Primero empezamos a hablar de los daños que generó que el Fondo le haya dado en forma precipitada una cantidad importantísima de dólares al gobierno anterior, dinero que no estuvo vinculado al desarrollo productivo. Así como llegaba, a la semana desaparecía.
-¿Cómo tomaron la crítica?
-Muchas veces el silencio significa un asentimiento. El Fondo es cómplice del daño que se provocó. No tuvieron la observación correcta para ver que ese crédito iba para la timba financiera.
-¿Cree que el Fondo tiene ahora un mejor diagnóstico sobre el país?
-La realidad que ellos observan es algo que no se puede inventar: Argentina tiene los salarios más bajos de toda la región y tiene un nivel de desocupación, de precariedad laboral y de informalidad que casi es el 50 por ciento de su población económicamente activa. Es imposible hablar de ajuste.
-¿Se exige una reforma laboral?
-Siempre se dijo como cliché que no puede haber reactivación económica, que no puede haber crecimiento ni inversión por culpa de los costos laborales. Hoy eso queda totalmente inhabilitado. Lo que sí pusimos de manifiesto es que hay una actitud de especulación inédita e inexplicable en parte del sector empresarial. No existen razones en la economía sostenida por el valor del dólar oficial, para que tengamos un dólar superfluo tan alto. Hay sectores especulativos que están buscando una devaluación y de una manera extrema.
-¿Esto ocurre en su sector?
-Yo manifesté que en la industria de la construcción hay obras que se han reactivado y se han paralizado porque no se entregan insumos. Las empresas fabricantes de insumos como aluminio o acero, no los entregan. Acopian porque dicen que ‘acá se viene una gran devaluación’.
-Mientras que los costos en energía o mano de obra están en pesos…
-Así es. Todo es en pesos. ¿Qué relación tiene eso con el dólar blue? s necesario plantear un plan económico con crecimiento. Como argentinos, sabemos lo que debemos y vamos a honrar esa deuda, más allá que estemos de acuerdo por cómo se contrajo. Desde la CGT dijimos ‘no queremos incrementar el nivel de endeudamiento para gastos corrientes’. Los organismos como el BID o el Banco Mundial nos tienen que ayudar con líneas de crédito orientadas al desarrollo y a la reactivación económica.
-¿Cómo golpeó la pandemia en la construcción?
-Mucho. Hemos perdido unos 120 mil puestos en la pandemia. En la Argentina, hay 176 mil millones de dólares como ahorro, algunos blanqueados y otros en caja de seguridad o en el ropero. Hay que ver cómo generamos una propuesta a esos pequeños y grandes ahorristas para que incorporen al circuito económico-financiero un diez por ciento de esos ahorros. La construcción puede ser una alternativa como garante, dado que el metro cuadrado nunca se devalúa. Pensamos en el desarrollo un plan para que la gente invierta en la construcción con un valor ‘dólar-ladrillo’.
-El gobierno dice que empezó a haber signos positivos en la economía.
-Estamos observando una reactivación, pero con avances y retrocesos. Hay estrategias económicas que son virtuosas pero otras que generan incertidumbre. Hay una cierta reactivación que parece estable, pero de repente comienza a flaquear.
-¿Por ejemplo?
-Los recursos públicos que ya están presupuestados para vivienda social. Hay 25 mil viviendas sociales que están paralizadas desde diciembre del año pasado por falta de pago. No entendemos que el Ministerio de la Vivienda (en realidad, de Desarrollo Territorial y Hábitat) aún no haya reactivado esos planes de vivienda que generarían 35 mil puestos de trabajo.
-Ve un déficit de gestión.
-Sí, hay déficit de gestión. Es cuestión de analizar el presupuesto que tiene ese ministerio y cuánto ejecutó. Uno ve al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis… está construyendo obras, llamando a licitación. Entonces vemos la situación de uno y otro ministerio… estamos hablando de viviendas sociales, de la dignidad de una familia. Es un ordenador social. ¿Por qué hay tomas de terrenos? Porque la gente no ve perspectivas.
-¿Y qué salida ve?
-La UOCRA, la CGT, los empresarios necesitamos una plataforma de encuentro, de diálogo, de concertación. La tecnología hoy nos da plataformas como el zoom, bueno, necesitamos una plataforma política convocada por quienes gobiernan. No podemos salir del desencuentro. La única forma es el diálogo, la tolerancia.
-El lunes pasado hubo una reunión multisectorial en la Casa Rosada…
-Sí, pero lo importante es que no sea circunstancial. Lo que planteamos es que sea una política de Estado.
-El gobierno pregona ir hacia un 'pacto social'…
- Sí, lo pregona, pero hay una diferencia en el tiempo y forma. Tiene que haber decisión. Tiene que haber un entrenamiento para poder comprendernos en una mesa, en una plataforma, sin que alguien dé un portazo. No es una foto. Se necesita gestión.
-¿A qué apunta el acto del 17O convocado por la CGT?
-Con la CGT, el peronismo, los gobernadores, los intendentes, buscamos encontrar un trazo para un país donde el diálogo y la concordia sean realidades.
-Van diez meses de gobierno de Alberto Fernández. ¿Cumplió sus expectativas?
-Acompañamos todas las acciones y decisiones que se tomaron ante la pandemia para evitar que nuestro pueblo se enferme. Lo que sí observamos es que con el mismo rango que tiene el gabinete de infectólogos y sanitaristas, se debió crear una mesa tripartita (gobierno, CGT y empresas) para analizar el impacto y los daños colaterales que generaba la pandemia. Somos respetuosos de las decisiones y la mirada que tiene el gobierno nacional. Pero somos conscientes que ante la gravedad de estos acontecimientos, era importante establecer un diálogo con los actores sociales. En el gobierno no todos tienen la misma velocidad para resolver los problemas. Es el ejemplo de Katopodis y Bielsa. Y así podemos hablar de otras áreas de gobierno.
-¿Ve respuestas desparejas en el gobierno?
-Desparejas y discrecionales.
Por la Corresponsalía en Buenos Aires