Como un gesto de austeridad para un país en crisis, el gobierno de Alberto Fernández anunció que se suspenderán las obras de modernización de la Casa Rosada que había comenzado bajo el mandato de Mauricio Macri y que requerirían una inversión total de 285 millones de pesos.
Como un "desastre" dicen que calificó Fernández a la remodelación de la casa de gobierno que comenzó la gestión anterior. Su secretario, Julio Vitobello, había pedido un informe detallado de la situación de la Rosada.
Entre los cuestionamientos de Fernández están algunas decisiones drásticas de la gestión anterior, como la demolición de la histórica escalera de carrara que conectaba los distintos niveles de la Casa, la reconversión del Salón Mujeres Argentina en oficinas, la mudanza de la Biblioteca, y el reemplazo de muebles considerados patrimonio histórico por mobiliario moderno, entre otras.
"Dieron vuelta todo y no se preocuparon por cuestiones mínimas, como asegurar que funcionara correctamente el aire acondicionado en el despacho del Presidente y en el Museo (del Bicentenario)", dijeron allegados a Alberto Fernández.
Mientras, anticiparon que solo se enfocarán en refacciones puntuales para el mantenimiento del edificio que fue inaugurado en 1898.
"Seguramente se va a completar lo que sea indispensable y ya está en marcha, porque no se puede dejar a medio hacer; pero no se va a continuar con la tercera etapa y lo que queda del plan", dijeron a Clarín fuentes oficiales.
"Las tareas de mantenimiento, que son esenciales para la conservación de la Casa, no se van a detener de ninguna manera. Lo que se cuestiona es la pérdida de identidad del edificio", agregaron.