La "Reforma Judicial" es uno de los puntos que quiere tratar cuanto antes Alberto Fernández. Sin echar a nadie, la idea del Presidente es ordenar el funcionamiento de la justicia porque entiende que "lo que pasa ahí es un estropicio".
Antes de que termine el verano, en las sesiones extraordinarias a las que convocó el Congreso de la Nación, pretende que se debata una "Reforma Judicial" para avanzar de inmediato con cambios en la Justicia.
¿Qué cambios pretende Fernández? Alberto quiere que la Justicia no sea más un sitio "inhóspito", esto entendido como lugar desagradable para poder estar o habitar y que no ofrece seguridad ni abrigo o protección. "No puede haber más Bonadios", es la consigna que se escucha en los principales despachos de Casa de Gobierno.
Las figuras que aparecen como consejeras de Alberto son Marcela Losardo, su ministra del área y con quien compartió estudio jurídico desde que ambos salieron de la facultad. Y Gustavo Béliz, un abogado que se ha transformado en una de las pocas personas que influencian en serio en el ánimo y la opinión del Presidente.
En este sentido, la reforma que quieren Fernández, Losardo y Béliz pretende impulsar el sistema acusatorio, esto es apurar la implementación racional del procesal penal, según indica Clarín. Esto quiere decir que haya más jueces federales y todo el poder de instrucción a los fiscales.
Con los jueces, con una ley, se cambia la denominación a los magistrados y se puede sumar al lote de jueces federales a los del fuero penal económico y/o a los de instrucción: así, habría más jueces como los 12 actuales de Comodoro Py con el mismo Código Procesal Penal.
El Presidente asegura conocerlos como pocos los temas vinculados a la Justicia (sigue sin abandonar sus clases como profesor de Derecho Penal en la UBA), así como reconoce a los actores claves de ese poder.
Las sesiones extraordinarias de enero están citadas para el día 22 pero podría haber un adelantamiento, con la dificultad de movilizar a los empleados legislativos de apuro, en medio de vacaciones y licencias.
Luego de esto, el texto del proyecto llegará a las manos de Cristina Kirchner, titular del Senado; de Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, y de Máximo Kirchner, jefe de bloque de los diputados del Frente de Todos. Serán ellos los encargados de que se apruebe la reforma judicial y de manejar los debates, seguramente calientes, que se den en las cámaras.
La idea de Fernández es clara: "No debe haber jueces que sobresean a los que gobiernan. Pero tampoco, que persigan a los opositores, como pasó durante el macrismo". Bajo esa premisa esperará la formalización.