Juanes: un mano a mano con el gran cantautor colombiano

En su era de la madurez, el "rey latino" le escapa a cualquier zona de confort. Apoyó abiertamente el proceso de paz en su país, lo que le valió una catarata de críticas por parte de aquellos que rechazaban el acuerdo con la guerrilla de las FARC. Y lanza un disco lleno de bellas y personales canciones que poco tienen que ver con las actuales apetencias del mercado latino, en el que parece que cualquier camino al éxito pasa por el reggaeton. En un rapto de honestidad brutal, reconoce: Estuve desganado, sin fuerzas, caí en una crisis, estuve muerto artísticamente. Y ahora está de regreso.

Juanes: un mano a mano con el gran cantautor colombiano
Juanes vendru00e1 a Cu00f3rdoba para presentarse en Plaza de la Mu00fasica\u002E

Sabe Juanes que está en un momento bisagra de su carrera. Tiene en claro que con su flamante disco, Mis planes son amarte, se juega buena parte de su futuro, aunque el colombiano sea uno de los pesos pesados de la música latina de los últimos 15 años. Ha vendido más de 15 millones de placas y escrito hits como “La camisa negra”, “A Dios le pido”, “Yerbatero” o “Nada valgo sin tu amor”, que contagiaron de son e hicieron bailar a todo un continente. “Pero eso es pasado. Hoy el mercado es muy diferente y el ‘cliente’ sólo piensa en el presente”, asegura el cantautor nacido en Medellín hace 44 años.

Juanes afirma que con su álbum recién horneado está viviendo una suerte de renacimiento. Entonces, para renacer, ¿hubo que morir? “Estuve desenchufado un tiempo, muerto artísticamente, pero ahora siento que estoy entrando en contacto nuevamente. Me siento en paz, sereno y muy liviano, aunque también aparecen los nervios entendibles”, arremete en un mano a mano con Rumbos. “Cuando se vuelve a ser uno mismo, la tranquilidad es mayúscula. Hoy lo más importante es que sé quién soy, de dónde vengo y para dónde voy”, reflexiona.

¿Qué significa en concreto lo de "muerto artísticamente"?

Desganado, aburrido de lo que hacía, pocos estímulos para escribir. Lo que podría ser una crisis. Fue un período entre 2014 y 2016 que no encontraba algo que me incentivara. Estaba como marchito, triste, por eso decidí llamarme a silencio.

¿Se aprende de esas situaciones?

Por supuesto. Creo que yo aprendí a aceptar esos bajones, son crisis de las que nadie está exento. Acepté mi condición, y mi desconexión, apoyándome en mi familia, que resultó vital para retomar la senda.

Leé la entrevista completa en Rumbos Digital.