Internet funciona desde hace menos de tres décadas y ya ha generado un impacto inmenso en la humanidad: en la forma en la que las personas se comunican, cómo entablan relaciones y cómo se informan.
Pero hay un aspecto sobre el que los científicos no están seguros: ¿qué efecto tiene Internet sobre el cerebro humano? Un nuevo estudio realizado por investigadores de cinco universidades de los Estados Unidos, el Reino Unido y Australia ha intentado encontrar la respuesta.
La teoría elaborada por estos estudiosos sostiene que la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro de cambiar estructuralmente con el tiempo, significa que las experiencias y las lecciones que obtenemos del uso de Internet podrían estar teniendo un eco significativo en la mente humana.
Por eso, identificar y comprender estos cambios en niños y adultos jóvenes es particularmente importante, ya que sus cerebros aún se encuentran en desarrollo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado su preocupación, recomendando que los niños menores de cinco años no pasen más de una hora al día frente a cualquier tipo de pantalla.
El informe, que fue publicado en la revista especializada World Psychiatry, tuvo en cuenta tres áreas: la capacidad de atención y concentración, los procesos de memoria y la cognición social. Al examinar hallazgos de estudios anteriores, los investigadores analizaron si la utilización de Internet estaba resultando beneficioso o perjudicial en cada uno de esos casos.
Respecto de las habilidades relacionadas a la multitarea, la evidencia mostró que hacer varias cosas a la vez en Internet no mejora la capacidad de los individuos para realizar múltiples actividades en el plano real. De hecho, podría aumentar la probabilidad de que las personas se distrajeran.
"El flujo ilimitado de mensajes y notificaciones de Internet nos alienta a mantener constantemente una atención dividida, lo que puede disminuir nuestra capacidad para mantener la concentración", explicó Joseph Firth, líder del trabajo, aunque aclaró que se requiere más investigación y tiempo para descubrir los efectos inmediatos y duraderos de este comportamiento.
En cuanto a la memoria, concluyeron que, mientras que las generaciones anteriores tenían que almacenar datos mentalmente, las actuales usan Internet. En realidad, esto puede proporcionar algunos beneficios al cerebro, lo que le permite centrarse en otras tareas más ambiciosas, teorizan los investigadores.
"Dado que ahora tenemos la mayor parte de la información literalmente a nuestro alcance, esto parece tener el potencial de comenzar a cambiar las formas en que almacenamos e incluso valoramos los hechos y el conocimiento en la sociedad y en el cerebro", explicaron. Pero, de nuevo, se requiere más investigación sobre los efectos cognitivos a largo plazo de confiar en Internet para obtener datos.
La interacción social fue el último elemento de investigación. El equipo descubrió que el cerebro parece procesar las interacciones online de una manera sorprendentemente similar a las de la vida real. Esto puede ser beneficioso para las personas mayores que luchan con emociones de aislamiento. Pero los jóvenes, por otro lado, parecen ser más susceptibles a las consecuencias sociales que surgen de las interacciones virtuales, como la presión de grupo y los sentimientos de rechazo.
La revisión no logró encontrar un vínculo causal entre el uso de Internet y la mala salud mental. Sin embargo, advirtieron que las redes sociales pueden funcionar como una forma de terapia para los jóvenes con problemas de salud mental.
"Los hallazgos de este documento resaltan cuánto más tenemos que aprender sobre el impacto de nuestro mundo digital en la salud del cerebro", aclaró John Torous, coautor del estudio. "Ciertamente, hay nuevos beneficios potenciales para algunos aspectos de la salud, pero necesitamos equilibrarlos con los riesgos potenciales", cerró.