Desde el comienzo del viaje, Camila Ortiz sospechó que algo andaba mal. Así lo evidencian los WhatsApp que envío a su mamá apenas subió al colectivo. Allí le cuenta que el colectivo está vacío y la que fue la primera señal de alerta: "Cuando subí el chofer me dijo un piropo como tirándome onda".
Camila, una joven de 18 años, salió de trabajar y subió al colectivo de la línea 501 en la calle Bulevar, entre General Rodríguez y General Las Heras, en la ciudad de Monte Grande, cabecera del partido bonearense de Esteban Echeverría. Pero el viaje de regreso a su casa se convertiría en una pesadilla.
El chofer no quiso cobrarle el boleto, le dijo algún tipo de "piropo" y cuando ella se sentó le dijo: "De acá no te bajás, flaca". Luego condujo 10 minutos sin frenar en ninguna parada. Entonces, Camila le mandó un mensaje desesperado a su mamá: "Encima no para en ninguna parada. Ya estoy por llegar, por favor. Ya estoy por la virgencita. Por fa, anda a la parada ahora".
Al llegar a su parada, Camila vio a su mamá y hermanos esperándola pero, lejos de frenar, el chofer apagó las luces y siguió. Uno de sus hermanos tomó una piedra y se la tiró al colectivo. Tuvo la suficiente puntería para romper uno de sus vidrios y distrer al chofer los segundos necesarios para que Camila corra hasta el fondo de la unidad y se tire por una ventanilla.
"Caí en medio de la calle, había autos pasando, podría haberme muerto. Rodé hasta la vereda para quedar a salvo. Un hombre que circulaba con su hija en un auto vio todo y llamó a la policía", contó Camila, según consigna Crónica.
Ya para entonces el colectivo era perseguido por la familia de la joven y algunos vecinos. El colectivero terminó encerrado en una calle de tierra y detenido. Se llama Leonardo Recalde, tiene 29 años y fue trasladado al Destacamento Policial Nuestras Malvinas.