Iba a ser un viaje habitual para el fotógrafo y biólogo marino Chase Dekker. Una nueva jornada para tomar algunas imágenes de animales desenvolviéndose en su vida silvestre. Sin embargo, un fenómeno único ocurrió frente a su cámara, y tuvo los reflejos para retratarlo.
Aquel día Dekker estaba siguiendo, junto a un grupo de investigadores, el movimiento de tres ballenas jorobadas y cientos de lobos marinos. En el momento en que estos últimos se alimentaban de un banco de anchoas que había en la superficie, uno de los cetáceos se elevó con la boca abierta, llevándose consigo un miembro de la otra especie que estaba comiendo.
''Estuvimos viéndolos alimentarse durante mucho tiempo y luego, finalmente ocurrió, y todavía no puedo creerlo. Fue un evento único en la vida'', contó Dekker a Radio 1 Newsbeat. Sobre el momento previo, explicó: ''Tuve una fracción de segundo mientras la ballena se acercaba para comprender que el lobo marino estaba encima de la ballena antes de disparar el resto de la secuencia''.
''La ballena nunca cerró sus mandíbulas alrededor del lobo marino, así que no debería haberlo dañado. Debe haber quedado muy asustado, estoy seguro, pero no herido'', manifestó. Además, agregó: ''Una ballena suele tardar menos de cinco segundos en alimentarse, pero en este caso se hundió lentamente durante 15 segundos con la boca abierta, dándole al lobo marino suficiente tiempo para alejarse nadando''.
Destacó a su vez que las ballenas no poseen dientes, sino barbas con cerdas dentro de su boca, por donde filtran el agua y objetos o seres vivos que no pueda ingerir. Además, indicó que los depredadores marinos evolucionaron para cazar juntos en el mismo banco de peces, por lo que para aquel lobo marino distraído debió sentirse extraño ser capturado por otro espécimen.