El duro testimonio de la hija de Miguel Etchecolatz: "Al monstruo lo conocimos desde chicos"

Mariana D. se cambió el apellido y fue el miércoles pasado a la marcha contra el 2x1.

El duro testimonio de la hija de Miguel Etchecolatz: "Al monstruo lo conocimos desde chicos"
Miguel Etchecolatz (C) former Buenos Aires province's Chief of Police is taken away from a courtroom after hearing the verdict in the final stage of his trial for his role in the kidnapping, murder and torture of people during the Argentina's last dictatorship in the notorious clandestine detention centre known as La Cacha, in La Plata, Buenos Aires province October 24, 2104. REUTERS/Enrique Marcarian (ARGENTINA - Tags: CRIME LAW SOCIETY) la plata buenos aires miguel etchecolatz juicio oral delitos dictadura centro clandestino la cacha juicio acusados secuestros en la ultima dictadura militar acusados sentenciados

Mariana, hija de Miguel Etchecolatz, decidió cambiarse el apellido para borrar parte de esa cicatriz que le dejó su padre, a quien considera un "monstruo" y desea "que no salga nunca más" de la cárcel. Por eso, fue a la marcha del pasado miércoles para manifestarse en contra de la aplicación del 2x1 a condenados por delitos de lesa humanidad, como su padre, a quien ya le fue denegado un pedido esta semana.

"Al monstruo lo conocimos desde chicos, no es que fue un papá dulce y luego se convirtió. Vivimos muchos años conociendo el horror. Y ya en la adolescencia duplicado, el de adentro y el de afuera. Por eso es que nosotros también fuimos víctimas", dijo Mariana D. en una entrevista con la revista digital Anfibia.

"Nunca existió un vínculo real con él. Me produjo inconmensurables angustias, huellas de traumas infantiles, a eso se le suma lo que todos nos fuimos enterando sobre su rol criminal en el terrorismo de Estado. Fue la encarnación del mal en todos los ámbitos", agregó.

"Si te vas, te pego un tiro a vos y a los chicos", le decía Etchecolatz a su mujer, cuando ella quería escapar con sus tres hijos.

Por último, Mariana contó: "Todos nos liberamos de Etchecolatz después de que cayó preso por primera vez, allá por 1984. Vivíamos en Brasil porque era jefe de seguridad de los Bunge y Born, y regresó pensando que era un trámite. Al principio lo visitábamos, pero después mi madre, María Cristina, pudo decirle en la cara que íbamos a dejar de verlo".