Jordan Adlard Rogers tiene 31 años y su vida cambió por completo luego de confirmar que era el hijo ilegítimo de un lord inglés. Su padre, Charles Rogers, murió sin reconocerlo. Pero después de una dura batalla legal, consiguió hacerse una prueba de ADN que comprobó el parentesco.
Ahora el joven, único heredero, es dueño de un lujoso castillo valuado en 50 millones de libras ubicado en el parque National Trust, al este de Porthleven. Jordan se mudó a la propiedad con su mujer y su pequeño hijo.
Las sospechas surgieron cuando tenía apenas ocho años, pero el lord siempre se negó a someterse a estudios de ADN. Tampoco le contestó las numerosas cartas que el chico le mandaba.
Cuando Charles Rogers murió en un accidente automovilístico, y tras varios obstáculos burocráticos, logró que le permitieran cotejar su ADN con los restos. Y así fue cómo se enteró de que su sospecha era una realidad.
"La gente dice que tengo suerte, pero cambiaría cualquier cosa por poder regresar el tiempo atrás y que Charles supiese que yo era su hijo. Tal vez así él hubiera tomado otro camino", sostuvo en diálogo con The Mirror.
Jordan aseguró que ya no necesita trabajar, pero que ocupará su tiempo liderando una organización sin fines de lucro para ayudar a la comunidad. "No me voy a olvidar de mis orígenes", destacó.