Este 1° de diciembre se cumplen 20 años de la famosa medida histórica económica que atravesó la Argentina y que se conoció como “corralito”, cuando el expresidente de La Nación, Fernando de la Rúa, firmó el decreto 1570 que establecía un paquete de medidas encabezadas por el entonces ministro de economía, Domingo Cavallo.
Estas medidas lo que hicieron fue congelar los depósitos, sellando así el colapso de la convertibilidad y esto derivó en las violentas jornadas de represión del 19 y 20 de diciembre de 2001.
Cómo se fueron desarrollando los hechos del corralito
El 1° de diciembre de 2001 fue el día exacto en el que el entonces presidente Fernando de la Rúa firmó el decreto 1570, donde se ponían en práctica un paquete de medidas económicas impulsadas por Domingo Cavallo, para frenar la escalada de debacle financiera y económica por la que estaba atravesando el país.
La noche posterior, fue el propio ministro de Economía de aquellos años, Cavallo, quien comunicó por cadena nacional los alcances que esta iniciativa tenía en la sociedad.
Según los pronósticos iniciales, el “corralito” solo tendría una vigencia de 90 días desde su implementación.
Las palabras de Cavallo justificando este paquete de medidas, planteaban: “El dinero es suyo, sigue estando ahí. Sigue rindiendo el interés que usted pactó con el banco. Lo puede transformar de pesos a dólares sin ningún costo. Lo puede usar como usted quiera. La única limitación es que podrá extraer en efectivo, en billetes o monedas, hasta 250 pesos por semana”.
Las limitaciones del corralito
Además de lo informado por Cavallo, acerca de la limitación de poder retirar el dinero en efectivo de los bancos como la persona desease, el saldo de las cuentas solo podía utilizarse mediante tarjetas de crédito y de débito, transferencias y cheques.
Con esto se buscaba impedir un quiebre masivo de los bancos, que ya no contaban con reservas, a través de un cepo a la salida de depósitos dentro del sistema financiero.
Para esos días, el plan de la convertibilidad ya estaba en su absoluta decadencia.
El propio Cavallo justificaba sus medidas pero la forma de hacerlo generaba más desconfianza en una población que estaba a punto de explotar: “Yo quiero pedirles disculpas. Sé que muchos de ustedes se han asustado por estas medidas”
Y completaba su discurso: “Sé que muchos de ustedes tuvieron dudas y quizás todavía las tengan, pero estén seguros: lo que queremos es evitar que la Argentina entre en el caos”.
Intentar llevar calma a los jubilados
Entre los discursos pronunciados por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, una parte de ellos estaban destinados a los jubilados, tratándoles de brindarles el apoyo que necesitaban.
“Aquí no estamos para defender a los bancos, como algunos dicen. Estamos para defender su ahorro, su dinero”, así se expresaba Cavallo.
Las violentas jornadas del 19 y 20 de diciembre
Estas fechas han quedado sin duda grabadas en la retina de todos aquellos que las han vivido. Sus recuerdos aún están latentes y son rememoradas como días muy tristes y de los más violentos de la historia moderna de nuestro país.
Lo cierto es que para el 30 de noviembre ya se había filtrado el paquete de medidas que Cavallo, mediante la firma de Fernando de la Rúa, iría a implementar, y los inversores calificados ya habían podido retirar su dinero de los bancos a tiempo.
“Estas medidas causan molestia, pero han evitado una derrota de los argentinos”, fue una manera de justificar su accionar por parte de Cavallo.
Pronto comenzar a aparecer pintadas en los bancos, piedrazos y distintos tipos de destrozos a sus edificios, todo marcando la tendencia de lo que estaría por pasar apenas poco más de dos semanas después.
Para sumar más negativas a esa realidad, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció antes de que se terminara esa semana de diciembre que no realizaría el préstamo acordado de 1.260 millones hacia la Argentina, porque ésta no había cumplido con el plan “Déficit cero”.
Este plan determinaba que el gasto público no debía ser superior a la recaudación. El “Déficit cero” había sido anunciado por Cavallo a mediados de 2001 como una medida fuerte de su gestión.
Toda esta “olla a presión” generó el famoso grito “que se vayan todos” y la decisión del pueblo de volcarse a las calles en protesta de lo sucedido, lo que terminó generando reprimendas importantes por parte de las fuerzas de seguridad, aquellos 19 y 20 de diciembre.
Tras estos días, renunciaron a sus cargos tanto De la Rúa como Cavallo, lo que derivó en una de las mayores crisis institucionales de la historia moderna argentina, seguida de una continuidad de crisis económica y social.