A tan sólo 8 kilometros del centro de la ciudad de Unquillo, el italiano Guido Buffo fijó su residencia durante la mitad del siglo pasado.
Este peculiar inventor, artista y científico, se dedicó al estudio y la exploración del universo y de la naturaleza, y Cabana, es un lugar ideal para ello, conocido por su potencial “energético”.
Pero la tragedia golpeó a este inventor, conocido como el Leonardo Da Vinci moderno de Córdoba: su esposa Leonor, y su hija Eleonora, murieron de tuberculosis, y a partir de ello, Buffo decidió construir una capilla junto a su casa, a la que dotó de objetivos y rincones más que singulares.
La religión y la ciencia se entrelazan en este fabuloso lugar, que mezcla un templo católico con un calendario maya, un arquitectura ideada para generar fenómenos acústicos y objetos rarísimos, para esa época, como un péndulo de Foucault.
La casa de Buffo y la capilla, fueron donados por Guido Buffo al ministerio de instrucción pública de la nación, y hoy convertida en museo es posible visitarlas. La capilla, vista desde el aire, tiene una fisonomía de Cardo Santo, una hierba silvestre originaria de la región mediterránea de Europa y parte de Asia.
Todos los 6 de septiembre un rayo de luz ingresa por el techo de la Capilla de Buffo e ilumina el rostro de una mujer que murió hace 77 años. El evento es un homenaje del constructor Guido Buffo a su hija Eleonora, que murió cuando tenía tenía 24 años.
Sin embargo, en los frescos renacentistas también está la imagen de su esposa Leonor, que murió un 24 de marzo, y ese día se produce un fenómeno similar. Ambas murieron víctimas de la tuberculosis.