La organización ambientalista Greenpeace - que pidió a Tierra del Fuego una ley que proteja al Canal de Beagle de la introducción de la industria del salmón - sostuvo que se afectará directamente a otros peces propios del Mar Argentino, como la merluza, una de las más consumidas en el país.
La presión pesquera sobre esta especie para producir alimento balanceado para los salmones y los escapes de salmones que suelen depredar otros ejemplares de la fauna marina, son los principales amenazas para la merluza.
Varias son las consecuencias medioambientales que ha tenido el desarrollo de la industria salmonera en Chile: enormes jaulas de salmones en el medio del mar que son propensas a fugas masivas de peces (con las implicancias que significa la introducción de especies exóticas al ambiente natural), abuso de antibióticos y otras sustancias químicas, acumulación de residuos sólidos y líquidos en el fondo marino y los desechos industriales que las empresas han dejado.
"Estamos evidenciando enormes intenciones de replicar en Ushuaia, la ciudad más austral del mundo y popular por su atractivo turístico, el desastre ambiental que provocó la industria salmonera en Chile. Todavía el gobierno argentino está a tiempo de frenar este avance que provocará serios impactos en el Canal de Beagle y en las especies que habitan la zona y otras regiones del mar Argentino", sostuvo Estefanía González, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.
El salmón, conocido principalmente por el consumo de sushi, es cuestionado no sólo por las ONG ambientalistas, sino por comunidades científicas, chefs, y los vecinos de la Patagonia argentina y chilena.
"Con el salmón, no sólo estaremos pagando un elevado costo para consumirlo, sino que también pagaremos un alto precio ambiental por la destrucción de escenarios únicos del país, que se verán alterados directamente con enormes jaulas de salmones en el canal", agregó González.