El ingeniero Emiliano Vera emigró a los estados unidos hace varios lustros, con un título de ingeniero bajo el brazo, y más ilusiones que recursos económicos. Con la férrea decisión de triunfar en el extranjero, echo mano de todo el conocimiento adquirido de sus mayores y profesores universitarios, y emprendió rumbo al norte del Continente. En una charla exclusiva con el periodista Germán Valdez, esto nos contaba el profesional desde Silicon Valley, California, donde trabaja y reside:
- ¿Qué es lo que está haciendo usted ahí en Estados Unidos?
-” Ahora yo ya estoy jubilado. Solamente estoy de consultor y trabajo por contrato solamente con las empresas. Pero yo vine hace aproximadamente 30 años atrás y estoy trabajando aquí bien fuerte en el Silicon Valley. Yo asistía a la Universidad Tecnológica y siempre soñaba venir para aquí. Hasta que se me dio la oportunidad y, bueno, viajé. Solamente con los pocos recursos que tenía arriesgué todo, quemé toda la nave y, lógicamente, estoy aquí y me hice un excelente futuro con todo ese castillo que yo soñaba. Y a todos mis sueños lo hice realidad aquí. Y por eso tengo el gusto de hablar con usted de tucumano a tucumano y poder, explicarle todos los avances que hay aquí actualmente en el mundo. Por supuesto, no directamente políticamente, sino científicamente.
- ¿Usted de qué lugar en Tucumán es?
-” Yo nací altura 9 de julio del 1500, en Manuela Pedraza 580.”
- ¿Y cursó ahí su primario y secundario?
-” Sí, en la Escuela Doctor Tiburcio Padilla, que está en la calle Florida al 600, hice mi primario. Luego, en la Escuela Técnica Número 2 hice mi secundario como electrotécnico y después en la Universidad Tecnológica como ingeniero electrónico con la especialidad en computadoras y microondas.”
- ¿Es difícil entrar a un lugar de esos en Estados Unidos?
-” Nada en la vida es difícil. Sino depende de quién te aconseje, de quién te oriente y quién te indique cuál es el camino que hay que seguir. Yo elegí el camino directo, el que me enseñaron mis padres, que me enseñó la cultura ahí en Tucumán, que me enseñaron los profesores, que me enseñó el Martín Fierro. En la escuela aprendí lo que se llama ética del pueblo. Que, si uno lee el Martín Fierro, ahí se da cuenta todo lo que tiene que aprender. Por supuesto que es muy largo y yo saqué e investigué ese libro, investigué también las Escrituras, aprendí mucho, mucho de la parte espiritual y eso es lo que me dio fuerza para seguir hoy, mañana y siempre.”
- ¿Usted cree que Tucumán puede avanzar en materia tecnológica o científica, como usted ve ahí en Estados Unidos?
-” Yo tengo mucha fe y creo que todas las cosas se pueden realizar en la vida cuando te propongas correctamente y seas muy responsable en tus propias promesas. Y la gente te ayuda. En todas partes del mundo he encontrado gente muy buena, pero depende de lo que uno busque. Si uno busca la diversión, el dinero, los placeres, por supuesto que nunca va a llegar nada. Pero si uno busca el verdadero conocimiento, la verdadera sabiduría, creo que sí. Creo que, si lo hice yo, cualquiera lo puede hacer, pero tiene que estar bien aconsejado,”
- Me imagino que la selección para entrar en su lugar es muy complicada, ingeniero, o al menos muy exigente.
-” Te voy a confesar un gran secreto. Cuando uno va de la mano de Dios, nada es imposible, absolutamente nada. Lo que vos te propongas en la vida. Si eres honesto con tus propias promesas, con tus propias ideas, y tratas de hacer bien al prójimo, creo que se abren todas las puertas. Pero algunas veces buscamos el camino más fácil. Entonces nunca vamos a llegar a nada. Así es lo que pasa con nuestro país, por ejemplo, que me duele enormemente que tenga una situación crítica. ¿Crítica por qué? Porque se está muy dividido. Y vayamos al Martín Fierro, que todos lo conocemos. Dice, “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”. Y ese es el amor al prójimo que te enseñan las Escrituras. Pero todavía parece que, a nivel de Congreso, a nivel de Poder Ejecutivo, Legislativo, no entienden eso. Y duele mucho escuchar tantas divisiones, y en vez de tener el amor de tucumano a tucumano, de argentino, lo estamos dividiendo demasiado. Entonces, reino dividido perece. No podemos llegar ni a formar una familia. Por ejemplo, si el padre y la madre no se entienden, o están unidos por el dinero, lógicamente que eso en algún momento ya no tiene valor. Los niños necesitan amor, y si a los padres les dan el amor, les dan la fe en sí mismos y en Dios, creo que todas las cosas, todos los sueños se hacen realidad. Y eso es lo que nos falta a nosotros ahora, no buscar la división, sino la unión entre nosotros, y vemos en qué nos entendemos, no en qué nos dividimos.”
- ¿Cómo hace un chico de Tucumán, de Argentina, un ingeniero, que quiere llegar a donde está usted? Aparte de la mano de Dios, que es imprescindible, ¿qué necesita una persona de Tucumán que quiere llegar a trabajar en una sede mundial de la tecnología?
-” Vamos al inicio. Yo preguntaba siempre, papá, quiero saber, ¿cuándo un niño se transforma en hombre? ¿O un niño se transforma en adulto? Y mirá, me dice mi papá, la respuesta es bien simple, ¿sabes? Cuando un niño aprende a asumir responsabilidad en la vida, ya es un hombre. Entonces, yo me di cuenta de que el europeo, el japonés, el chino, todos son excesivamente responsables, No va la viveza criolla de por medio, sino va con el estudio, con la capacidad, con el trabajo. Con eso va todo, y saberse valer por sí mismo, y no tener miedo. O sea, miedo a que todo va a cambiar. Mis profesores me decían, ¿Qué? Te vas a California, te vas a Silicon Valley, y ahí están los monstruos más grandes de la alta tecnología. Bueno, ahí quiero estar yo, ahí quiero aprender de ellos. No quiero vivir una vida que no tenga nada de significado y quiero dejar mi legado. Mi legado que es que sepa la gente lo que he hecho, y que no lo he hecho con ninguna ayuda, ni préstamo, ni beca. Lo hice a través de mi propio esfuerzo.”
“Nosotros estamos como en las cavernas. Estamos peleando como en las cavernas para ganar el pan. En el centro del gobierno argentino, o en el centro de toda la política que tenemos. Así no llegamos absolutamente a nada, ni nos preocupamos por el futuro de nuestros hijos. El futuro de nuestros hijos está en darle un trabajo, en darle una oportunidad. Ahí cuando, yo recuerdo cuando estaba Menem, se estaba vendiendo todo, se estaba privatizando todo. Bueno, ya se me hunde el barco, decía yo aquí. Entonces, yo tengo que salir a sobrevivir, porque no puedo poner en juego la salud de mis padres y de mi hermana (yo tengo una hermana que es discapacitada). Desde muy chico empecé a tomar vida muy en serio.”
- Usted se dedicó en Tucumán ya en su retiro a enseñar al niño a jugar al ajedrez. ¿Sigue con ese proyecto o ya lo dejó?
-” No... Sigo siempre. Lo que pasa es que el ajedrez no es estático, no está en un lugar. Yo tengo muchísimos, cientos de alumnos, que los estoy preparando por teléfono. Y no tan solo el ajedrez, sino invito a todos mis hermanos tucumanos. Desde ahí, como lo hice en la entrevista que usted me hizo en Canal 10, en Primer Plano, le dejo mi teléfono, que estamos comunicando a toda la comunidad de Tucumán que es 381-5056-333. He tenido miles de llamados y gracias a Dios, estoy muy conocido de boca en boca. Tengo bastantes discípulos ya trabajando en Tucumán, pero en una forma silenciosa y efectiva. Quiero tener un millón de amigos, como decía Roberto Carlos, y un millón de amigos tucumanos.”