José Alperovich se encuentra procesado por el presunto delito de abuso sexual contra su propia sobrina. Ramos Padilla determinó que el ex mandatario no puede salir del edificio de los Tribunales porteños hasta que se decida el veredicto.
Alperovich se presentó en el edificio de Paraguay 1563, acompañado por sus hijos, para afrontar una jornada plagada de alegatos y pruebas que se suman en su contra. La querella presentó sus testimonios y pidió 22 años de prisión para José Alperovich.
La abogada de la víctima, Carolina Cymerman junto a Pablo Rovatti y Esteban Galli, declaró que “después de abusar de la denunciante en el auto, José Alperovich se fue a alentar a Atlético Tucumán. Ella contó eso”, dijo la letrada. “En marzo de 2018 ocurrieron los abusos más extremos. Ella había asumido un rol protagónico dentro de la campaña. Se sentía humillada pero seguía su trabajo. El 9 de marzo de 2018. El hecho fue en el living de la casa de la calle Martín Fierro. Allí Alperovich la atacó en un sillón: ‘Mirá como ponés’, le dijo él según la denuncia
“En ese momento ella estaba totalmente vencida. El abusó de ella en un dormitorio. Y luego salieron”.
“El 12 de marzo es el hecho número 7. Volvió a violarla. ‘Yo no me podía ir de esa casa cuando quería. Él siempre estaba rodeado de su seguridad’”.
“Los viajes largos en el auto era angustiantes. Me tocaba. Él tenía todo orquestado con sus subalternos”, explicó la abogada Carolina Cymerman.
“Él (Alperovich) le decía que era un violinista famoso, Andre Rieu, por su habilidad para mover los dedos. Él le decía que ella le daba energía. Que era energizante. Él se mueve con total impunidad en todos los actos de su vida”, detalló Cymerman.
La querella indicó que los otros hechos denunciados sucedieron el 9, 10 y 12 de febrero: “Allí se inician los tocamientos dentro del vehículo”.
La abogada continuó: “él avanzó. Ella le dijo que no quería. Se lo dijo. La situación no fue de conquista. Fue de avance. Cuando él no quería entender algo, no lo entendía. Fue humillante. Ella preferirió no decir nada. Se dijo ‘esto muere conmigo’”.
“El segundo hecho es del 27 de diciembre de 2017. Volvieron a Buenos Aires, ella en un vuelo de línea. Ella creía que no pasaría nada. Ella ya le había dicho que no”.
“Ella le quería decir en la cara a Alperovich todo lo que le pasaba y por qué renunciaba. Le dijo que no podía vivir con todo lo que él le había hecho”
“Muchos de los testigos que pasaron por aquí cometieron delitos al declarar falsamente. Pero ella ya sabía que muchos dirían cualquier cosa”, indicó Cymerman.
“Soy una chica digna, decente y él me hizo mierda”
“Ella no quería que dijeran qué estaba ahí por ser ‘la minita’ de Alperovich sino por su trabajo. Ella brillaba en su trabajo. Su desempeño era impoluto. Estaba disociada de lo que le estaba pasando”, explicó la abogada querellante.
“Alperovich cometió distintos abusos y eso está probado”.
Por su parte, Rovatti cuestionó: “Si tal como dijo Alperovich le pidieron U$S5 millones para que no se haga la denuncia, ¿por qué no hizo una demanda? La verdad es que Alperovich estaba dispuesto a pagar para que no avanzara la denuncia. Ella no busca ni fama ni cargo, busca Justicia”
“Tratar de presentar a Alperovich como una persona gentil y horizontal es solo una caricatura”
Tras largas horas de alegato, la parte querellante pidió una pena de 22 años de prisión por el presunto delito de abuso sexual agravado, con acceso carnal. Alperovich, junto a sus hijos y sosteniendo un talismán, lloró a conocer el pedido de los abogados de la víctima.