El trayecto de los Valles Calchaquíes tucumanos, un recorrido que combina historia, naturaleza, tradición, arqueología y mitos, logró posicionarse como uno de los atractivos turísticos más importantes en esta temporada de verano, informó hoy el Ente Tucumán Turismo (ETT). El presidente del EET, Sebastián Giobellina, señaló que "recorrer este circuito demanda alrededor de dos días", aunque aclaró que si los turistas desean realizar cabalgatas, trekking o mountain bike "la estadía se puede prolongar hasta cuatro días".
El poblado de Talapazo, ubicado a 26 kilómetros de Amaicha del Valle y a seis de Colalao del Valle, es la primera parada de este recorrido y a su vez, permite conocer las costumbres y formas ancestrales del cultivo de la papa, el zapallo, el algarrobo y varias hierbas curativas.
Giobellina, destacó que esta localidad, "está empezando a desarrollar con fuerza actividades ligadas al Turismo Rural Comunitario, en las cuales los turistas participan en las actividades de campo y en el proceso de elaboración de dulces y vinos, entre otros productos".
Este paraje ubicado a 130 kilómetros de San Miguel de Tucumán, se caracteriza por ser un pequeño caserío en donde pueden adquirirse artesanías y algunos productos de gastronomía típica. El recorrido continúa en El Infiernillo, un paso montañoso a 3.042 metros de altura, conocido por ser el más alto de los Valles Calchaquíes.
La localidad de Ampimpa, es otro lugar de gran belleza natural durante el recorrido por los valles Calchaquíes. El presidente del ETT afirmó que "este pintoresco pueblo tucumano, también es conocido por sus privilegiados cielos despejados, ideales para la realización de observaciones astronómicas".
El funcionario remarcó que luego de este poblado "se llega a la Ciudad Sagrada de los Quilmes, sin duda el sitio que más atrae a los turistas por su enorme valor cultural".
El circuito se completa con las visitas a Amaicha del Valle, un paraje con un importante legado histórico y arqueológico, a Famaillá, donde sobresale su paisaje de tierras fértiles y antiguos ingenios azucareros, y a Tafí del Valle, donde los visitantes pueden apreciar una mezcla de verdes y marrones que cortan el azul del cielo.
Giobellina concluyó indicando que "la villa turística El Mollar, que se levanta en un lugar privilegiado cerca del cerro Ñuñorco, está rodeada de paisajes naturales con cerros y el dique La Angostura, es otro atractivo imperdible de este circuito".