Un joven había sido arrestado tras un confuso episodio protagonizado por personal de la Guardia Urbana Municipal (GUM) de Yerba Buena, pero al ser liberado manifestó que los agentes lo habían agredido y que en la Comisaría no le tomaban la denuncia.
Todo comenzó durante la madrugada del domingo, cuando Eduardo Herrera, de 29 años volvía a su casa empujando su moto junto a una joven luego de reunirse a un bar de avenida Aconquija al 1.400. "De pronto me aparecieron tres vigías con el rostro cubierto con pasamontañas exigiéndome los papeles de la moto. Me negué a dárselos porque ellos no se querían identificar y como estudiante de Derecho sabía que no estaba obligado a entregárselo", detalló Herrera a La Gaceta y aseguro que cuando se presentó el personal de la policía de manera correcta, mostró los papeles.
Los dichos del joven fueron abalados por el comisario Carlos Castro, jefe de la Unidad Regional Norte, quién confirmó que policías de Yerba Buena intervinieron en el problema. Al verificar que el rodado estaba en regla los uniformados se fueron pero la situación no terminó ahí.
"Ellos les dijeron que se harían cargo. Mientras hablaba con mi madre, me doy cuenta de que pretendían subir sin razón alguna la moto en una camioneta. Traté de impedirlo y ahí comenzaron a agredirme entre varios. No sé si eran siete u ocho. Allí me comenzaron a pegar. Hasta me pusieron una escopeta en la cara", sostuvo el dueño de la moto.
Luego de esta situación, Herrera se acercó a la comisaría de Yerba Buena para denunciar el mal accionar de los vigías pero sorpresivamente fue detenido. "Ahí me avisaron que me aprehenderían por atentado y resistencia a la autoridad. No me dejaron que realizara la denuncia. La Policía sólo se llevó por lo que ellos le dijeron", comentó.
El jefe de la URN, sostuvo que fue el personal de la GUM quién informó sobre la situación y la fiscalía dispuso el arresto. “Les dijimos a los familiares que una vez que él se ponga en condiciones, podría hacer la denuncia”, señaló Castro.
Luego de prestar declaración, Herrera fue liberado. "La situación que viví es humillante. Me pararon en la calle personas con uniformes camuflados, con los rostros tapados con sus pasamontañas y sin ningún tipo de identificación. ¿Cómo creen que se les pueda entregar documentos si no se sabe quiénes son ellos? Me lastimaron la cara, las piernas y en el pecho tengo hematomas de los golpes que me propinaron con las cachiporras. Eso quedó asentado cuando me revisó el médico de la Policía", sostuvo.
"Gracias a la fiscalía, la situación de libertad de Herrera se resolvió de manera justa, pero se manipuló la realidad de los hechos para aprehender a un ciudadano que no quiso someterse al ejercicio clandestino de un control que se quiso hacer con él", remarcó el abogado defensor de Herrera.
Además remarcó que la fiscalía sólo escuchó una versión sin dejar declarar al acusado por los vigías. "La familia de Herrera no pudo denunciar, como sí lo hicieron los funcionarios de la Municipalidad. A la fiscalía le pusieron en conocimiento una sola versión. Es lamentable que quienes deben ejercer el rol de cuidar a los ciudadanos hagan todo lo contrario", remarcó el letrado.