Colorinches tresarroyenses: a 90 años de la última actuación de Gardel en Tres Arroyos

Carlos Gardel se presentó en Tres Arroyos en cinco oportunidades: 1918, 1922, 1924, 1930 y 1933.

Colorinches tresarroyenses: a 90 años de la última actuación de Gardel en Tres Arroyos
Carlos Gardel en Tres Arroyos

“No pude, estaba en la Providencia”, me dijo aquella tarde el abuelo Vicente con ojos tristes de pensar la vida que no fue, cuando le pregunté si había visto a Gardel actuar en Tres Arroyos.

El resto de la conversación se ha extraviado entre los vericuetos de mi mente, pero llevó para siempre el recuerdo de su mirada triste por la nostalgia de lo que nunca pudo vivir.

El abuelo era del ‘15, no había cumplido los 18 años cuando Gardel actuó por última vez en Tres Arroyos en 1933, y a sus casi 80 años todavía le duraba la tristeza de no haber estado.

Carlos Gardel se presentó en cinco oportunidades en Tres Arroyos.

La primera vez en 1918 cuando su carrera comenzaba a ganar popularidad entre las masas y su garganta a ser reconocida en cada interpretación. Sin ser aún el fenómeno popular en el cual posteriormente se convirtió, ya había estado de gira con José Razzano por Uruguay, Brasil y Chile y había protagonizado la película muda “Flor de Durazno”.

Luego en 1922 y 1924, ya con el tango canción entre su repertorio que extendía aún más su fama y lo consagraba como el mayor interprete del género, pero sin olvidar el repertorio criollo de sus inicios; y posteriormente en 1930 y 1933 consagrado ya como una estrella internacional y preparándose para ser eterno.

Los inicios del Mito: Gardel y el Tango van de la mano

Predestinados es la única palabra que se me ocurre para entender el encuentro entre Carlos Gardel y el Tango. El uno no hubiese sido lo mismo sin el otro.

Ni el tango hubiese sido un género reconocido en el mundo entero (al menos no a la velocidad con que sucedió desde la voz del “morocho del Abasto”) ni Gardel estaría ocupando el escalón de los mitos, donde solo habitan unos pocos elegidos.

Un día de 1917 Carlos Gardel cantó por primera vez un tango, y no fue un tango cualquiera, fue el primer tango canción de la historia.

“Mi noche triste” es un tango compuesto por Samuel Castriota que inicialmente era instrumental y se llamaba Lita.

La letra fue posteriormente agregada por Pascual Contursi en el año 1916.

Radicado en Montevideo Contursi, al componer la letra, rebautiza el tango con el nombre de “Percanta que me amuraste”.

Fue en el año 1917 cuando el poeta le hace conocer a Carlos Gardel aquella nueva versión con sus versos del tango “Lita”.

Carlos Gardel, que por aquellos años era un cantante popular de fama creciente que sólo interpretaba canciones folklóricas y de la autoría de Andrés Cepeda o del payador José Betinotti, se entusiasmó con aquel tango.

Al comienzo lo cantaba en la rueda de amigos, hasta que un día decidió interpretarlo en uno de sus espectáculos y posteriormente grabarlo, con un nuevo cambio de nombre, desde aquel momento y para siempre la canción pasó a llamarse “Mi noche triste”.

Carlos Gardel estrenó el tango “Mi noche triste” en 1917 sobre el escenario del teatro “Empire”, Corrientes y Maipú. Fue todo un éxito y luego como integrante del dúo Gardel-Razzano comenzó a cantarlo en algunas de sus presentaciones.

Ese tango, a pesar de que existen algunas piezas anteriores, es considerado el primer Tango Canción, es decir, el primero que narra una historia a través de la letra y esto se dio debido a su éxito.

Con “Mi noche triste”, Carlos Gardel se convirtió en un intuitivo creador de una forma de cantar. Sus interpretaciones, sus tonos, fraseos y su expresividad se convirtieron en una marca registrada para el tango y para su propia consagración como cantante del género.

Las cinco visitas de Gardel año por año

1918

En esa primera visita Carlos Gardel se presentó a dúo con José Razzano como teloneros de la orquesta de Roberto Firpo. Los artistas eran parte de una gira que los llevó por el centro de la provincia de Buenos Aires y hasta Santa Rosa, La Pampa.

Crónicas de la época destacan a Gardel y Razzano como “irremplazables folkloristas del canto argentino, que estuvieron a una altura admirable en cada una de sus interpretaciones”.

En aquella oportunidad se brindaron al público con un repertorio de arte criollo, como cuecas, zambas, chacareras y valses que los cantores ofrecieron a dúo, entre las cuales se destacan: Una rosa para mi Rosa, La Mariposa, La Yegüecita, y Ay, Aurora.

En aquella primera visita Gardel y sus músicos se alojaron en el “Hotel Vasconia”, Moreno, esquina Lavalle.

1922

En compañía de Razzano, José Ricardo y Guillermo Barbieri, Gardel actuó en “El Castilla”, un popular café y bar en la tradicional esquina de 9 de Julio y Colón. Se presentó en tres funciones, una el sábado y dos el domingo.

Gardel continuaba con su repertorio folklórico pero poco a poco comenzaba a incursionar en el tango que cada vez contaba con más adeptos entre el público y con más letristas que incursionaban en el 2x4 para darle su impronta y el sello distintivo a un género que no paraba de crecer.

Según figura en la página Todo Tango, sitio web declarado de interés nacional, entre 1917 y 1921 Gardel grabó solamente 17 tangos (de un total de 41 grabaciones, excluyendo las que hizo con Razzano). En 1922, 20 tangos (de 29 grabaciones) y en 1923, 33 tangos (de 44 grabaciones).

“Flor de fango” fue el segundo tango que grabó Gardel (1919)

En su visita de 1922 se alojó en el Hotel “Cuatro Naciones”, Colón al 355.

Carlos Gardel en Tres Arroyos
Carlos Gardel en Tres Arroyos

1924

En aquella oportunidad los medios tresarroyenses vuelven a presentar a Carlos Gardel, quien llegaba a la ciudad con José Razzano y acompañado por los guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri, como “Orquesta Criolla”, sin embargo el tango comenzaba a influir más y más en su repertorio como bien explicamos en el párrafo anterior.

Se presentaron los días 21, 22, 23, 24 y 25 de mayo en el Cine Americano.

Se alojó en el “Hotel París”, por aquellos años ubicado en 25 de Mayo y 9 de Julio.

Para 1925 el dúo con Ranzzano se disuelve y Gardel se vuelca definitivamente al Tango.

1930

Para 1930 Gardel ya era mucho más que solo un cantante de tangos, era una estrella internacional.

El desparecido diario La Comuna reseñaba el paso de Gardel por Tres Arroyos en una crónica en la sección sociales del domingo 23 de febrero de 1930 de la siguiente manera:

“Carlos Gardel: Se presentó nuevamente anoche en el escenario del Cine Americano el popular intérprete de la canción del pueblo, Carlos Gardel, premiando el público con aplausos entusiasta su labor artística. El renombrado zorzal criollo interpretó con la delicadeza proverbial en él, numerosas piezas de su excelente repertorio, cautivando a la platea desde la ejecución inicial.

Posee Gardel un estilo muy suyo que lo hace destacar de los demás artistas de su género, adentrándose en el alma del que lo escucha, llega a interpretar todo el alcance de la canción nativa. Esta noche Gardel con las guitarras de Aguilar y Barbieri se presentará por última vez en la misma sala”.

En aquella oportunidad se presentó junto a los guitarristas Barbieri y Aguilar, el 21, 22 y 23 de febrero e interpretó canciones como: Rosa de otoño, Cruz de palo, Palermo, Palomita Blanca, Barrio Viejo, Mano a Mano y el infaltable El Carretero una canción que lo acompañó desde sus inicios en la música.

Se alojó en el “City Hotel” ubicado en 25 de Mayo y Lavalle.

1933

Consagrado mundialmente y con cuatro películas en su haber Gardel incorporó a su repertorio canciones francesas y napolitanas y comenzó a trabajar allá por el año ‘31 junto al poeta brasileño Alfredo Le Pera, convirtiéndose en uno de los dúos de compositores más importantes de la historia del tango.

Llegó a Tres Arroyos en el mes de mayo, en el marco de la última gran gira que realizó en el país donde recorrió ciudades de la provincia de Buenos Aires como Azul, Olavarría, Coronel Pringles, Bahía Blanca, Punta Alta, Coronel Dorrego entre otras.

Se alojó en el “Plaza Hotel” ubicado en Chacabuco 443.

En una nota escrita por Ricardo M. Fernández para el Diario La Voz del Pueblo publicada en diciembre de 1985 extraemos este fragmento de un recuerdo del señor Rodolfo lacoviello.

“Mis hermanos mayores trabajaban para la empresa Fernández y Raylon, que tenía a su cargo el Teatro Español y el Americano. Mi hermano Pascual trabajaba en el teatro, entonces dedicado casi exclusivamente a esta actividad artística, pues del cuarenta hasta su funesta demolición se trabajó más como cine, y mi hermano Saverio en el Cine Americano. Por lo tanto yo tenía entrada libre y cuando venían artistas famosos o había mucho movimiento colaboraba también con los programas o ayudando en los camarines e incluso acomodando gente”.

“El Teatro Español tenía doscientas ochenta plateas, veintitrés palcos y los dos avant scene, aparte del denominado Paraíso. Alrededor de quinientas cincuenta localidades entre todo, digamos seiscientas llenándose totalmente el Paraíso. El Cine Americano por su parte tenía novecientas plateas. La sala era inmensa”.

“La sala del Americano era mucho más popular. Por ello es que también al año siguiente figuras como Ignacio Corsini, Santiago Devin o Libertad Lamarque actuaron también en el Americano, porque estaban en el apogeo de sus carreras y la demanda era muy grande”.

“Claro que en el Americano tenían la ‘contra’ de que era un sala totalmente inapropiada y como se sabe se cantaba sin micrófonos, ni nada. Lo cierto es que Gardel llenaba la sala y los demás no. Y además Gardel la llenaba’ con su voz”.

“Como ejemplo les digo, allí por 1934 actuó Corsini y Devin en el Americano y la voz de estos intérpretes de la mitad de la sala hasta el fondo se iba perdiendo completamente. Por momentos tenían que gritar. Gardel se escuchaba igual tanto en la tercera fila como en el fondo de la sala” – finaliza Iacoviello.

En noviembre del ‘33 Gardel se embarcó rumbo a Europa para luego regresar hacia América en una gira que, tras 19 meses, aún lo mantenía sin volver a la Argentina, retorno que quedó trunco por su fatal accidente aéreo ocurrido el 24 de junio de 1935 en Medellín, Colombia.

Carlos Gardel brinda con su novia Isabel del Valle a bordo del Conte Biancamano, antes de partir de Buenos Aires. La foto es de 1933. (Archivo General de la Nación - Inventario 337319)
Carlos Gardel brinda con su novia Isabel del Valle a bordo del Conte Biancamano, antes de partir de Buenos Aires. La foto es de 1933. (Archivo General de la Nación - Inventario 337319)

Homenaje a Carlos Gardel en Tres Arroyos

En diciembre de 1985, año en el cual se conmemoró los 50 años del fallecimiento del Zorzal Criollo el pueblo de Tres Arroyos le brindó un merecido homenaje en recuerdo de sus actuaciones en nuestra ciudad.

En aquella oportunidad se descubrió una placa en su memoria en el hall del Cine Americano donde Gardel se presentó en cuatro oportunidades.

Aquella placa decía simplemente “El pueblo de Tres Arroyos a Carlos Gardel”, fue costeada por el Honorable Concejo Deliberante y descubierta en un sencillo acto por los presidentes de los bloques de concejales: Rubén Araujo (UCR), Socorso Parisi (PJ).

Carlos Gardel en Tres Arroyos
Carlos Gardel en Tres Arroyos

En aquella oportunidad brindó un breve discurso Ricardo Manuel Fernández quien indicó: “evocamos a Gardel en esta sala inmensa que ‘domó’ a pura garganta y talento, sin los equipos sofisticados de hoy, ni innumerables micrófonos y parlantes, ni acompañamientos especiales”.

“Era un intérprete cabal de pies a cabeza. Solo así se explica el milagro de su permanencia y solo así se comprende que fuera suficiente escucharlo para captar el sentido y la hondura de su mensaje” – finalizó Fernández en aquella oportunidad.

Comencé esta nota recordando al abuelo recordando a Gardel.

“No pude, estaba en la Providencia”, me dijo aquella tarde el abuelo Vicente, con ojos tristes de pensar la vida que no fue, cuando le pregunté si había visto a Gardel actuar en Tres Arroyos.

El resto de la conversación se ha extraviado entre los vericuetos de mi mente, pero llevó para siempre el recuerdo de su mirada de ojos tristes por la nostalgia de lo que nunca pudo vivir.

Aquella vez no entendí la melancolía del abuelo, el por qué de esa mirada. Tuvo que pasar mucha vida para volver a toparme con una mirada similar, y ese día, mirándome al espejo, entendí al abuelo…al tango… y a Gardel.

Nota del Editor: Los detalles de las actuaciones de Carlos Gardel en Tres Arroyos fueron recopiladas por el periodista Ricardo Fernández en una serie de notas publicadas en el diario La Voz del Pueblo durante el transcurso del año 1985 y al conmemorarse 50 años de su fallecimiento, de donde se extrajeron algunos datos para realizar este artículo de Vía Tres Arroyos.