Aquel 19 de marzo cuando desde la Presidencia de la Nación se decretaba la cuarentena en todo el territorio nacional, todas nuestras actividades quedaron allí, congeladas, detenidas en el tiempo, a la espera de una bandera verde que nos relance a la normalidad.
La pandemia de Coronavirus no solo paralizó las actividades en varias partes del mundo, poco a poco cambia nuestros hábitos, sean cotidianos, laborales, estudiantiles, organizativos, sociales o económicos.
Lucas y Emma comenzaban en este 2020 a cursar el primer año universitario lejos de su ciudad de origen, Tres Arroyos, pero por ahora, ese sueño de libertad, de crecimiento y maduración personal, esa nueva vida con todas sus expectativas, quedó trunca. En dialogo con Vía Tres Arroyos nos contaron como viven la experiencia de estudiar a distancia.
Lucas Di Paolo tiene 18 años, egresó de la Escuela Agropecuaria y en febrero de este año se instaló en Bahía Blanca para comenzar a cursar la carrera de Ingeniería Industrial.
"Tenía muchas ganas de irme a estudiar – comentó- de empezar a vivir una experiencia totalmente nueva. Estaba expectante y emocionado de dar un paso más hacia la madurez, no solo por la libertad que otorga el hecho de irse a vivir solo, en otra ciudad lejos de la familia, sino por la necesidad de comenzar a valerme por mí mismo en algunos aspectos.
"Bahía Blanca me gustó mucho y me adapté enseguida aunque los primeros días tanto en la ciudad como luego en la universidad, fueron de nervios y atención constante. Uno sabe lo que tiene que hacer o donde ir, pero duda absolutamente de todo. Es como cuando viajás a algún lugar. Sabés que tenés el boleto, el Dni, el dinero, sabés que colectivo tomar, donde bajarte; todo, pero el miedo de hacer algo mal o equivocarte te hace dudar constantemente de lo que estás haciendo aunque sepas que está bien".
La experiencia de Emma Rodríguez Bravo fue contrapuesta a la de Lucas. Egresada del Colegio Nuestra Señora de Luján, estudia Traductorado de Ingles en la Universidad Nacional de La Plata.
“Una semana antes de viajar a La Plata me la pase llorando porque no quería irme pero a pesar de eso sabía que estaba por cumplir el sueño de estudiar algo que de verdad me gusta mucho y de aprovechar la oportunidad que me estaban dando mis papás".
"Me fui a una pensión, porque no quería irme sola de entrada. Estaba bastante asustada, por todos los cambios, por no saber lo que me iba a encontrar o como me llevaría con mis compañeros, pero la verdad es que me recibieron re bien. Comencé la facultad y todo lo que pensé que no iba a pasar, pasó, hice amigos, rendí mi primer examen del nivelatorio y viví toda esa ansiedad de no saber si fue suficiente para ingresar.
La cuarentena y la suspensión de clases sorprendió a ambos estudiantes en Tres Arroyos; Lucas con la certidumbre de saber que había rendido bien los exámenes de física y matemática que lo convertían en flamante estudiante universitario; Emma aún a la espera del resultado de su prueba.
Di Paolo comentó al respecto: "Para mí fue una frustración el hecho de no poder cursar, no solo por la parte económica de estar pagando el alquiler y las expensas de un departamento y no poder ir por fuerza mayor, sino también por la frustración de no poder empezar con la carrera, con la universidad. Tenía muchas ganas de comenzar".
"Ahora tenemos clases virtuales, donde los profesores van subiendo a una plataforma que se llama Moodle, todo el material necesario. Por un lado está bueno porque uno organiza sus tiempos de otra manera, pero la verdad es que a mí me resulta muy molesto por el hecho de que si no llegás a entender algo, es muy difícil comunicarse con los profesores, muy difícil que ellos puedan explicar concretamente a cada alumno cada duda que aparezca." -prosiguió
"Hay que ingeniárselas para poder resolver las cosas, encontrar diferentes maneras de ir aprendiendo a través de diferentes plataformas y aplicaciones digitales. Para algunos de mis compañeros se suma el hecho de no haber podido aún rendir el ingreso porque las fechas de exámenes se suspendieron esa incertidumbre debe ser estresante para ellos, estar estudiando sin saber si no van a perder todo el primer cuatrimestre".
"Los alumnos nos ayudamos entre todos a través de un grupo de Whatsaap que armamos, donde se pregunta, donde se responde y entre todos evacuamos las dudas que vayan surgiendo". -finalizó
Emma por su parte expresó: "Recibí la noticia de que había aprobado el examen de ingreso acá en Tres Arroyos, donde también me sorprendió la cuarentena. Hubo que adaptarse En esto de estudiar a distancia hay de todo.
Algunos profesores manejan las clases virtualmente como si fuesen una clase normal y no resulta suficiente. Hay muchos foros de preguntas y también otros profesores que les ponen "todas las pilas", hacen videos, power point, explican, graban y hacen todo lo que pueden por nosotros, algo que yo pensé que no sería así, tanto en lo presencial o en lo virtual, me imaginé un trato más impersonal dentro del ámbito universitario, pero la verdad es que estoy muy contenta con los profesores que demostraron interés por los alumnos.
Por suerte hasta ahora me pude organizar bastante bien con los trabajos, las clases y los horarios, es un montón pero lo llevo bien. Estoy muy contenta, no veo la hora de volver a La Plata, yo pensé que cuando estuviese allá me iba a querer volver a Tres Arroyos, pero ahora estoy acá y me quiero volver a La Plata". Concluyó.
En estos veinti largos días de cuarentena, Emma y Lucas, aprendieron una lección. No en la Universidad a la que tanto anhelaban llegar, fue la vida misma la encargada de enseñarles que, a veces, las cosas no salen como uno quiere y cuando las cosas pierden su cauce solo uno mismo puede re encausarlas, como están haciendo ellos, tomándose en serio y con responsabilidad su nueva vida de estudiantes universitarios en épocas de cuarentena.