Humilde, campechano, buena gente, generoso, agradecido son alguno de los muchos adjetivos que podríamos usar para describir la personalidad de Carlos Alzogaray, el flamante ganador de la última edición de las 24 Horas de la Corvina Negra, virtudes o cualidades de su personalidad que demuestra en esta nota exclusiva con Vía Tres Arroyos.
Nació en Salta, vive entre Neuquen y Mendoza, lo que se dice, un nómada de pies a cabeza. Fue criado por su abuela Matilde desde los 11 meses "A ella le debo todo lo que soy, fue mi madre, mi padre y todo lo que soy" confiesa Carlos en un video que le regaló a su abuela para su cumpleaños.
Tuvo una infancia dificil. En una ocasión, un desconocido lo salvó de morir ahogado en el río Bermejo y de todo eso se acuerda, y lo revive ahora, en un momento de plena felicidad.
Desde que se bajó del podio su vida cambió. Pasó la noche en Claromecó, invitado por la organización del Club de Cazadores, cenó y no lo dejaron pagar, y el día lunes antes de emprender el regreso en el "Corsita" en el cual llegó con cinco amigos, pasó por una gomería para arreglar la cubierta de la rueda de auxilio, pero se la regalaron.
En viaje hacia Neuquen pasó por Bahía Blanca y un desconocido, conocedor de su hazaña reciente, lo invitó a comer un asado en su casa.
"Todavia no puedo creer que un pescado haya generado tanto revuelo" confiesa - nunca hubiese imaginado nada de esto. Yo al igual que el año pasado fui con la intención de conocer gente, de hacer amigos, eso es lo más hermoso, conocer gente de todos lados, el concurso es una gran familia, me dí cuenta de eso."
"Ahora estoy en Neuquen, vine a visitar a mi abuela Matilde, ella fue la que me crió y a quien le debo todo lo que soy. Desde que llegue no paré de recibir llamados de los medios de todo el país, me llamaron hasta de Salta. Yo nací en Oran, hace 18 años que no vuelvo pero desde allá me llamaron.
"Me han mandado solicitudes de amistad de todas partes del país, tuve que avisar que no podía recibir más porque llegue al máximo de 5 mil solicitudes de amistad. Antes del concurso tenía 900" nos cuenta entre risas.
De las horas posteriores a su triunfo en las "24 horas" dice no acordarse mucho "Estaba en las nubes, no entendía nada, me tuvieron que guiar porque yo no sabía que hacer. Despues mirando el video me dí cuenta de algo de lo que me arrepiento: no debería haberme subido yo solo al escalón numero uno, deberiamos haber subido a ese escalón todos juntos y sacarnos la foto ahí todos juntos, en el uno, o al ras del suelo, porque ellos se lo merecian. No es justo que haya subido yo solo.
"En estos dias me alegró mucho recibir la solicitud de amistad del "Paisa" Barrionuevo, a pesar de mi error de no invitarlo a subirse conmigo a lo alto del podio." se reprocha Carlos.
Cuando lo consultamos por el premio nos adelantó: "todavia no volví a Mendoza, tengo que retirarlo allá que es donde tengo mi domicilio. Vamos a repartir la plata con los que me acompañaron y armar un pozo en común para seguir pescando en los concursos. Con el resto quiero comprarme un autito, volver a Neuquen a buscar a mi abuela y llevarla para que conozca Claromecó.
Por último Carlos , como durante toda la entrevista, agradeció. Agradeció a Mary Souto por la comida, a los medios de comunicación por lo bien que lo trataron, "a la gente maravillosa de claromecó, a todos, porque me trataron de maravillas".
"En estos momentos me acuedo de mi infancia, cuando casi me morí ahogado en el río Bermejo de no ser por un señor que me salvó no estaría viviendo nada de esto" - finalizó.
Carlos Alzogaray colgó el auricular, el mismo Carlos que una semana atrás confesó que miraba videos de youtube para saber como picaba la corvina, ese que le prestaron 100 pesos que le faltaba para la inscripción, ese que no pudo pescar donde quería y se quedó en "la Virgencita", ese que sacó la negra, la vedette del concurso, ausente desde hacía 12 años, ese que nos emocionó y nos alegró a todos.
Carlos, en estos días, supo lo que por acá todos sabemos: Las 24 Horas de la Corvina Negra expande nuestras fronteras más allá de lo imaginable, es nuestra vidriera a todos y cada uno de los rincones de nuestro enorme país y genera en cada kilometro de su extensión, la misma emoción, alegría y complicidad que nos produce a todos nosotros, los de acá, cada vez que empieza o finaliza la cuenta regresiva.
