Colorinches tresarroyenses: El Teatro del Horno

A fines de los setenta, una idea casi descabellada, fue sumando adeptos entre los integrantes del Grupo Tablas, la construcción de una sala propia, así Nació el Teatro del Horno.

Colorinches tresarroyenses: El Teatro del Horno
Butacas del Cine Teatro de Rawson (Foto: El Chubut)\u002E

En Colón al doscientos, frente a una zapatería y al lado de un negocio de ropa, hay una vieja puerta de dos hojas, de madera fuerte como las de antes y pintada de rojo. Al atravesarla nos recibe un largo pasillo de aproximadamente cincuenta metros, de paredes sucias, descascaradas y afectadas por la humedad.

A fines de los años noventa, ese pasillo estaba mal iluminado, con una solitaria lamparita a mitad del recorrido; y desembocaba en un patio interno con dos departamentitos enfrentados; uno de ellos, no era más que una cocina, un baño y una escalera en espiral que comunicaba con el único dormitorio de la casa.

Hasta aquí son fieles los recuerdos y son propios; pero a partir de este punto todo se vuelve difuso como quien mira un paisaje a través de un vidrio esmerilado. Al retrotraer la mente hacia el final de los años setenta, todo se ha borrado y solo puedo apelar a la imaginación para lograr visualizar lo que otros me han contado.

Hoy recordé un recuerdo ajeno; y mientras lo escribo, mi mente va imaginando lo que algunos lectores recordarán vívidamente.

Grupo Tablas (archivo)
Grupo Tablas (archivo)

Imagino, pues, ese largo pasillo recién pintado de un blanco reluciente y una hilera de luces sobre el cielorraso de yeso marcando el camino hacia un sueño; un sueño que se llamó El Teatro del Horno.

Ese sueño tuvo su primer latido un fin de semana cualquiera del año 1977.

Los integrantes del Grupo Cultural Independiente "Tablas" terminaban una nueva función de "Colorinches" que, por aquellos años, ponían en escena en el subsuelo de la confitería "El Quijote." Los propietarios le habían cedido un local abandonado para guardar la escenografía de la obra y de esa manera evitar largos traslados semana tras semana. En ese local, devenido en depósito, habían funcionado, años atrás, los antiguos hornos de Confitería La Perla.

Grupo Tablas (archivo)
Grupo Tablas (archivo)

Un día como cualquier otro, alguien tiró la idea: "Lindo lugar para hacer un teatro." Aquella idea loca, casi descabellada al principio, fue sumando adeptos entre los integrantes del grupo, el entusiasmo fue venciendo a las dificultades, las ganas de hacer doblegaron a las dudas y la fuerza de sus años mozos fue derrotando a los miedos; luego de llegar a un acuerdo con los propietarios del inmueble comenzaron las tareas de construcción.

Eran jóvenes, eran entusiastas y tenían como único propósito dejar su huella en el quehacer cultural tresarroyense. Todos los integrantes del grupo Tablas fueron los arquitectos del Teatro del Horno; fueron pintores, albañiles, carpinteros, electricistas, soldadores. Trabajaban a deshora, luego de salir del trabajo y hasta altas horas de la madrugada.

Grupo Tablas (archivo)
Grupo Tablas (archivo)

Rifas, sorteos, concursos de poesía y cuento breve, exposiciones pictóricas, ferias del libro, kermeses, ferias del plato, remates; toda actividad era válida para recaudar fondos, además del dinero que recaudaban por poner en escena sus propias obras y que a veces salía de sus propios bolsillos.

Poco a poco y con mucho esfuerzo, el sueño del teatro propio, ese sueño colectivo, comenzó a tomar forma: se montó el escenario y la cabina de iluminación y sonido en las alturas; se instaló la parrilla de luces y se finalizaron los camarines ubicados debajo del escenario; se pintaron las paredes, se pulieron los pisos y donde todo era caos apareció el orden.

La anécdota dice que cuando terminaron de instalar el cielorraso de la sala, fueron a buscar al director del grupo Tablas, José Antonio Martínez, que trabajaba como locutor en LU24 y todas las noches finalizaba la transmisión de la radio con su programa "Radionoche" (o "Fronteras", sabrá disculpar el lector este lapsus en mi memoria) La ansiedad hizo que José se olvide de su profesionalismo y fue así que abandonó el programa varios minutos antes de su finalización, cruzó corriendo el largo pasillo que llevaba hacia la sala y se sentó en el suelo a observar el cielorraso…y lloró… lloró al percibir que su gran sueño, ese sueño que a veces lo desvelaba, estaba ahí, cerquita, casi casi al alcance de la mano; pero para concretarlo faltaba un detalle, un detalle del que fueron participe todos los tresarroyenses.

Grupo Tablas (archivo)
Grupo Tablas (archivo)

"El teatro de todos y abierto para todos" era la propuesta y con ese slogan se buscó la complicidad de la sociedad para que donen una silla. La respuesta fue inmediata, y en pocas semanas el objetivo se cumplió. Así se vistió el Teatro del Horno, con las sillas que donaron los habitantes de Tres Arroyos.

El 19 de agosto de 1978 el grupo Tablas inauguró en la antesala del teatro propiamente dicho, la Sala de Exposiciones "Profesor Luis. F. Slebos" en homenaje al director del Colegio Holandés, una manera de ampliar la propuesta cultural en un mismo espacio físico. La primera muestra estuvo a cargo de Marina Villanueva. Semanas más tarde expuso sus obras Roberto Gasaneo.

El día 20 el Teatro del Horno abrió por primera vez al público, allí "pegadito a Modart", y una semana más tarde, Tablas puso en escena "La Primera Horneada" una obra que repasaba fragmentos de los éxitos anteriores del grupo. La madrina del teatro fue nada más y nada menos que la prestigiosa actriz nacional María Rosa Gallo que a expensas y por iniciativa del grupo Tablas se había presentado en la ciudad, días antes, con el unipersonal "La Gallo y yo." Un tapiz que decoró el fondo del escenario fue el regalo que eligió la actriz para obsequiarle al grupo teatral.

Grupo Tablas (archivo)
Grupo Tablas (archivo)

Varias fueron las obras y los artistas que pisaron el escenario de aquella pequeña sala para cien espectadores, varios los plásticos y artesanos que expusieron y dieron a conocer sus obras en la sala Luis Slebos.

Un año después de su inauguración y en pleno ejercicio de su felicidad, el Teatro del Horno cerró definitivamente sus puertas. El alto costo de los alquileres precipitó la decisión.

En una solicitada publicada en el diario local los integrantes del grupo se expresaron de la siguiente manera: "…por eso gente de Tres Arroyos necesitamos disculparnos. Debíamos haber previsto tal vez esta situación y no lo hicimos, pero ello fue únicamente por el afán de hacer…hacer mirando un presente y un pasado que nos obliga a cumplir con la meta propuesta: una sala propia abierta para todos…El teatro del Horno, pensamos, marcó un hecho importante en la historia del movimiento cultural de Tres Arroyos, el esfuerzo no fue en vano"

¡Y claro que no fue en vano! Como no pensar que ese sueño de pocos se convirtió con los años en el sueño de muchos; y que la pequeña pero pintoresca sala del Teatro del Horno fue la piedra fundacional de nuestro actual Teatro Municipal.

No ha sido en vano, muchachos, si los logros y los desafíos artísticos enfrentados en aquellos lejanos años, aún continúan presentes en los recuerdos de algunos y en la imaginación de otros.

https://www.youtube.com/watch?v=4C04pKU_Qug&t=43s