Este mes Sonia González y su marido se dieron el gusto de celebrar al fin el segundo cumpleaños de su hija con cáncer, por quien la semana pasada fueron al Concejo de Sastre y Ortiz para pedir una respuesta ante el temor que generan las fumigaciones en la zona.
"Ojalá podamos lograr un acuerdo que nos sirva a todos y se le de prioridad a la salud porque sin salud no hay nada", expresó la mamá de Zoe después de la tensa reunión que mantuvieron con los ediles de la localidad ubicada 140 kilómetros al oeste de Santa Fe.
Con el celular en la mano, su marido Pablo Giraudo la acompañó a la última sesión para reiterar su pedido de una zona de exclusión de 1.000 metros contra los 200 actuales que rigen en el área urbana. Durante el encuentro varios vecinos fueron a apoyar la campaña ante el delicado estado de salud de la nena, quien está bajo tratamiento desde el año pasado por un linfoma linfoblástico tipo T.
"Doscientos metros no existen", sentenció el papá de Zoe durante la visita a los ediles. Allí el matrimonio recordó que pronto deberán dejar la vivienda que alquilaron en el centro sastrense para regresar a su hogar, donde están mucho más expuestos a los agrotóxicos.
Entre los concejales hubo una representante que se quejó de las críticas que le llovieron por redes sociales al definirla como una persona "fría" frente al pedido de los padres. "Me duele en el alma", aseguró. Sin perder la calma, Pablo le contestó a su turno: " Cuando pasa un mosquito frente a mi casa, a mí también me duele en el alma".
Giraudo argumentó que la restricción vigente de 200 metros fue definida cuando "se fumigaba un 10% de lo que se fumiga ahora". Sin embargo, la cuestión sigue en veremos ante el riesgo de salud de su hijita.